Página:Alexander von Humboldt - Cosmos - Tomo II.djvu/220

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 212 —

hombres ávidos y astutos ocultaban de ordinario. Numerosas caravanas atravesaban toda la parte interior de la península arábiga, partiendo del depósito de Gerrha, en el Golfo Pérsico y del distrito del Yemen, hasta la Fenicia y la Siria, y esparciendo por doquiera los nombres de aquellos agentes enérgicos les hacian mas preciosos cada dia. El conocimiento de las sustancias medicinales fundado por Dioscorides en la escuela de Alejandría, es, en su forma científica, una creacion de los Arabes, que á su vez habian podido tomar ellos mismos en una fuente mas abundante y la mas antigua de todas, en la de los médicos indios (88). La farmacia química ha sidoconstituida por los Arabes, y de ellos proceden las primeras prescripciones consagradas por la autoridad de los magistrados y análogas á las llamadas hoy recetar: os, que mastarde se estendieron de la escuela de Salermo á la Europa meridional. La Farmacia y la Materia médica, esas dos primeras necesidades del arte de curar, condujeron al mismo tiempo, por dos sendas diferentes, al estudio de la Botánica y al de la Química. Saliendo del círculo estrecho de la utilidad práctica y de las aplicaciones limitadas, el conocimiento de las plantas se difundió poco á poco por un campo mas vasto y mas libre. Los botánicos observaron la estructura del tejido orgánico, la relacion de esta estructura con las fuerzas que en él se desarrollan, las leyes segun las cuales se presentan las formas vegetales reunidas en familias y se dividen geográficamente, segun la diferencia de los climas y la elevacion relativa del suelo. Los Arabes, despues de las conquistas que hicieron en Asia, y que conservaron fundando mas tarde en Bagdad un punto central de poderío y de civilizacion, se esparcieron en el corto espacio de setenta años por todo el Norte de Africa, por Egipto, Cirene y Cartago, hasta la Península Ibérica, á la estremidad de Europa. Las costumbres, todavía salvajes, del pueblo y de sus jefes, debian sin duda ha-