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de Simon Mario, publicando el Vuncius Sidereus (1610), enel cual está consignado aquel descubrimiento (44). Mar:0 habia propuesto el nombre de Sider Brondenburgica para los satélites de Júpiter; Galileo prefirió los de ¡SíJera Cosmica 6 Medicea, el último de los cuales obtuvo naturalmente mas favor en la córte de Florencia. Pero este nombre colectivo no pareció todavía adulacion bastante humilde. in vez de designar cada uno de los satélites por cifras, como lo hacemos hoy, Mario los llamaba, lo, Europa, Ganimedes y Calisto; y en lugar deesos séres mitológicos figuraron en la nomenclatura de (Galileo los diferentes miembros de la familia de los Médicis, Catalina, María, Cosme el Mayor y Cosme el Menor.
El conocimiento de los satélites de Júpiter y de las fases de Venus fue de la mayor influencia para el establecimiento y propagación del sistema de Copérnico. El pequeño Mundo de Júpiter (Mundus Jorialis) ofrecia 4 la inteligencia una imágen completa del gran sistema pianetario y solar. Observóse que los satélites obedecian 4 las leves descubiertas por Keplero, y ante todo, que los cuadrados de los tiempos necesarios para su GO son proporcionales á los cubos delas distancias mediasque separan álos planetas secundarios del planeta principal. Por eso Keplero, en su libro de la Armonía del Mundo, esclama con esa firme confianza y esa seguridad que inspiran á un Aleman las libres especulaciones de la filosofía: «(Ochenta años han pasado desde que puede leerse sin obstáculo la doctrina de Copérnico sobre el movimiento de la Tierra y la inmovilidad del Sol (45), porque al cabo se ha creido lícito disputar sobre las cosas naturales y esclarecer las obras de Dios: ahora que se han descubierto nwezos doemmentos, desconocidos á los juicios eclesiásticos, en apoyo de esta dortrína se 08 prohibe la propagacion del verdadero sistema del Mundo!» Tiempo hacia que aun en las regiones protestantes de Ale-
