del cardenal Bardini, los meses de abril y mayo del dicho año. Harriot, que segun el baron de Zach, habia descubierto las manchas del Sol el 16 de enero del año precedente, es cierto que observó tres de esas manchas el 23 de diciembre de 1610, indicando st lugar en un registro de observaciones, pero sin pensar que habia visto las manchas del Sol, á la manera que Flamstead y Tobías Mayer, el uno en 23 de diciembre de 1690, y el otro en 25 de setiembrede 1756, que nolmaginaron tampocoque habian visto un planetacuando Urano pasaba por el campo de sus telescoplos. El1.*de diciembre de 1611 fué cuando por primera vez reconoció en realidad Harr: odas manchasdelso!, cinco meses despues, por consiguiente, de haber publicado Fabricio su descubrimiento. Galileo advierte ya que las manchas del Sol, «muchas de las cuales esceden en estension al mar Mediterráneo y aun al África y Asia,» se presentan en una zona determinada del disco solar. Asimismo observa que á veces reaparecian dichas manchas, convenciéndose de que pertenecian al cuerpo mismo del Sol. La diferencia de sus dimensiones en el centro de este astro, y cerca del borde donde desaparecen, fijó particularmente su atencion. Sin embargo, yono hailo nada en la notable carta que escribió á Márcos Welser el 14 de agosto de 1612, por lo que pueda suponerse que haya observado la desigualdad de la penumbra en los dos lades del núcleo oscuro. Esta preciosa observacion estaba reservada á Alejandro Wilson, y data únicamente del año 1773. El canónigo Tarde en 1620, y Maupertuis, en 1633, atribuian todas las manchas del Sol á pequeños cuerpos celestes que, moviéndose alrededor de él, interceptaban su luz, y á los cuales hamaron los astros de Borbon y de Austria (Borbonia et Austriaca sidera) (50). Fabricio admitia, como Gal: leo, que las manchas pertenecen al cuerpo mismo del Sol (31). Habia notado tambien que las que se veian en un principio desaparecian y volvian
