Página:Alexander von Humboldt - Cosmos - Tomo II.djvu/321

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 313 —

á aparecer mas tarde. Esas alternativas le llevaron 4 conocer la rotacion del Sol, supuesta ya por Keplero antes del descubrimiento de las manchas. Sin embargo, las determinaciones mas exactas sobre la duracion de la rotacion pertenecen á Scheiner. Desde que se ha reconocido que la sustancia, en el estado deignicion mas intensa que hayan podido producir hasta aquí los hombres, la cal viva en ignicion en la lámpara de Drummond, aparece negra como una mancha de tinta, cuando se proyecta sobre el disco del Sol, no debemos estrañar que Galileo, que sin duda alguna ha sido el primero en describir las grandes frículas del Sol, haya tenido á la luz del foco formada en el centro de las manchas solares, por mas intensa que la de la Luna llena ó lade la atmósfera que rodea el disco del Sol (52). Hállanse ya en los escritos del cardenal Nicolás de Cusa, 4 mediados del sigio XV, hipótesis sobre las atmósferas sucesivas del aire, de nubes y de luz que rodean el núcleo sólido y, por decirio así, terrestre del Sol (33).

Para cerrar el cicio de estos admirables descubrimientos, cicio que abarca apenas dos años, yen cuyo centro brilla el nombre inmortal del gran Florentino, debo mencionar tambien las fases de Venus. Desde el mes de Febrero de 1610 vló Gralileo á este planeta bajo la forma de media luna; y de la manera que hemos indicado antes ocultó el 11 de diciembre de 1610 este importante descubrimiento bajo un anagrama del cual ha hablado Keplero en el principio de su Dióptrica. Cree tambien, á pesar de la insuficiencia de su telescopio, haber apercibido algo de las fases de Marte, segun lo que escribia á Benedicto Castelli el 30 de diciembre de 1610. El fenómeno de Venus, apareciendo como la Luna bajo la forma de creciente, aseguró el triunfo de Copérnico. La necesidad de las fases no podia ciertamente ocultarse 4 este gran astrónomo, que discute en detalle en el capítulo 10 de su primer libro las dudas que los modernos parti-