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Poco tiempo despues de que Huygens hubiese descu bierto uno de los satélites de Saturno, observó Childre y desde 1658 4 1661, la luz zodiacal; pero el primero que determinó su lugar y su estension fué Domingo Cassinx, que no creia que esta luz formara parte de la atmósfera solar, mirándola como un anillo nebuloso que gira alsladamente alrededor del Sol (62), cual lo pensaron despues de Schubert, Laplace y Poisson. Despues del descubrimiento de los planetas secundarios y del anillo concéntricamente dividido que envuelve á Saturno sin tocarle, las conjeturas sobre la existencia probable del anillo nebuloso del zodiaco merecen contarse entre las causas que mas han contribuido á engrandecer las miras sobre el sistema planetario, tan sencillo en apariencia hasta allí. En nuestros dias, las órbitas entrelazadas de los pequeños planetas comprendidos entre Marte y Júpiter; los cometas interiores, cuya propiedad característica señaló por primera vez Encke, y las lluvias de estrellas errantes que caen en dias determinados (si es que queremos considerarlas como pequeños cuerpos celestes que se mueven con una velocidad planetaria), han añadido nuevos objetos de observacion. y juntado á esas miras cosmológicas el encanto de una maravillosa diversidad.

Las ideas sobre la naturaleza de los espacios del Mundo, mas allá del círculo estremo de los planetas y de las órbitas de los cometas mas remotos, y sobre la distribucion de la materia de la Creacion, como se acostumbra 4 llamar todo lo que es y se desarrolla, fueron tambien considerablemente engrandecidas en el siglo de Keplero y de Galileo. En el período que se estiende de 15/24 1604, durante el cual aparecieron súbitamente tres estrellas nuevas de primera magnitud en Casiopea, en el Cisne y en el Serpentario, David Fabricio, pastor de Ostell en la Frisia oriental y padre del que descubrió las manchas del Sol, y Juan Bayer