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por las playas de Ostia, al romper el diz. si bien es cierto que atribuye á aquel paraje un aspecto p: ntoresco y saludables efectos que ya noencontramos hoy. En este diálogo, Minucio Felix defiende vivamente las nuevas creencias de los ataques de uno de sus amigos, que habia permanecido fiel al paganismo (44). Citaremos aquí parcialmente algunas descripciones de la Naturaleza tomadas de los Padres de la Iglesia griega, y menos conocidas indudablemente de nuestros lectores, que. los pasajes en que espresaron los antiguos habitantes de Italia su aficion á la vida campestre. Empezaré por una carta de San Basilio, por el cual tengo, desde hace mucao tiempo, una ale predileecion. Naallo en Cesárea de Capadocia, Basiliorenunció, antes de haber cumpirdo trelmta años, á la vida tranquila que llevaba en Atenas, visitaudo las tebaidas cristianas «le la Siria y del Egipto meridional. A imitacion de los Esenios y eraperias precursores del enstianismo, se retiró 4 un deslerto á orillas del Iris en Armenta. Su segundo hermano Naucracio, se habia ahogado pescando en este rio, despues de haber llevado por espacio de cinco años la dura vida de los anacoretas (19). ' Basilio escribia 4 (tregorio de Nacianzo: «Creo, en fin, haber hallado el término de mis errantes peregrinaciones. Renunciando con pena á la esperanza de volver á reunirnos, mas exacto seria decir á mis sueños, porque estoy conforme con el que llama á la esperanza el sueño de un hombre despierto, he salido para el Ponto en busca de la vida que me conviene. Dios me ha hecko encontrar aquí un lugar á propósito para mis gustos. Puedo, ver en realidad todo lo que nos representaba la imaginacion en nuestros juegos y en nuestros momentos de reposo. Una alta montaña rodeada de frondoso bosque, se véregada por su parte Norte de aguas s li ici y frescas.

o A sus piés se estiende una llanura inclinada que fecundizan