Página:Alexander von Humboldt - Cosmos - Tomo II.djvu/342

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 334 —

aunque muy imperfectos todavía, y á la penetracion de Galileo, de Torricelli y de los miembros de la Academia del Cimento, todo lo que se refiere á la composicion Química de la atmósfera quedó, por el contrario, envueito entre tinieblas. Cierto es que los principios de la química neumática habian sido asentados por Juan Bautista Van-Helmont y Juan Rey, de 1600 á 1650; por Hooke, Mayow, Boyle y el sistemático Becher, en la segunda mitad del siglo X VIT. Habíase llegado á formar una idea exacta de fenómenos aislados y de suyo importantes, y este era ya un gran paso; pero faltaban aun puntos de vista sintéticos. Y era que la antigua creencia en la simplicidad elemental del aire, que obra á la vez sobre la combustion, la oxidacion de los metales y la respiracion, aparecia como obstáculo difícil de vencer.

Los gases inflamables ó los que apagan los cuerpos en ignicion en las grutas y escavaciones de las montañas (spíritus letales de Plinio), la exhalación de estos gases en forma de burbujas, en los pantanos y en las fuentes minerales (Grubenwetter y Brunnengeister), habian fijado ya la atencion de Basilio Valentin, Benedictino de Erfurdt, que segun todas las probabilidades vivió á fines del siglo XV, y de Liberio, admirador de Paracelso (1612). Comparábanse las observaciones que habian podido hacerse por casualidad en los laboratorios de alquimia, con las mezclas que se velan del todo preparadas en los grandes talleres de la Naturaleza, y especialmente en el interior de la Tierra. La esplotacion de las minas, principalmente de las de hierro sulfurado, calentadas por la oxidacion y la electricidad directa, bizo presentir la afinidad química que se maanifiesta al contacto del aire esterior entre los metales y el oxígero. Ya Paracelso, cuyos delirios coinciden con la primera conquista de América, observaba el desprendimiento de gases durante la disolucion del hierro por el ácido sulfú-