se), Je
y TO rico. Van Helmont, el primero que empleó la palabra gas, distingue los gases del aire atmosférico, y aun de los vapores, en razon de su no compresibilidad. Las nubes son para él vapores que pasan al estado de gas cuando el cielo está sereno «por efecto del enfriamiento y de la influencia de los astros;» y los gases no podian fundirse en agua sino á condicion de haber sido transformados en vapor préviamente. Tal era el estado de los conocimientos sobre los fenómenos meteorológicos en la primera mitad del siglo XVIT. Van Helmont no conocia aun el medio bien sencillo de recoger y poner aparte su yas sy (reste; nombre bajo el cual comprendia todos los gases no inflamables que no pueden alimentar ni la llama ni la respiracion, y són distintos del aire atmosférico puro. Sin embargo, habiendo hecho arder una luz dentro de un vaso sumergido en agua, observó que cuando se apagaba la llama subia el agua en el vaso y disminuia el volúmen del arre. Van Helmont intentó tambien probar por determinaciones de densidad, como sabemos que ya lo habia hecho Gerónimo Cardaño, que todas las partes sólidas de las sustancias vegetales están formadas por el agua.
Las conjeturas propuestas por los alquimistas de la edad media acerca de la composicion de los metales y de la alteracion producida en su brillo por la combustion al contacto del arre, es decir, por la transformacion en cenizas, en tierra ó en cales, dieron la idea de investigar las circunstancias que acompañan á este fenómeno, y los cambios que esperimentan en ese caso los metales y el aire que se combina con ellos. Ya Gerónimo Cardaño habia observado en 1553 el aumento de peso que recibe el plomo al oxidarse, y penetrado de la fabulosa teoría del logístico, lo atribuyó al desprendimiento de una materia ígnea y celeste que deberia tener la propiedad de aligerar los cuerpos. Hasta ochenta años mas tarde Juan Re y de Berguerac, esperimentador mu y hábil, autor de observaciones mu y exactas acerca del aumento.
