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dió despues de los viajes de Anson y de Cook, con los nombres de Tinian y Otahiti. El deseo de visitar apartados paises bastó para arrastrar 4 la juventud de la Penín— sula española, de Flandes, de Milan y del Sud de Alemania, hácia lacadena de los Andes y las llanurasabrasadoras de Uraba y de Coro, bajo laenseña victoriosa de Cárlos V. Mas tarde, cuando las costumbres se dulcificaron y todas las partes del mundo se abrieron á la vez, aquella inquieta curiosidad se entretuvo por otras causas, tomando una nueva direccion. Encendiéronse los ánimos con apasionado amor por la Naturaleza, dando el ejemplo primero los pueblos del Norte; eleváronse las miras á medida que se ensanchaba el círculo de la observacion científica; y la tendencia sentimental y poética que existia ya en el fondo de los corazones tomó una forma mas determinada hácia fines del siglo XV, dando nacimiento á obras literarias desconocidas de los tiempos anteriores.

Si llevamos otra vez nuestras miradas á la época de los grandes descubrimientos que han preparado el nuevo trabajo de los espíritus, las descripciones de la Naturaleza que se nos presentan primeramente, son las que el mismo Colon nos ha legado. Hace muy poco tiempo que conocemos su Diario marítimo, sus cartas al tesorero Sanchez, á Juana de la Torre, nodriza del infante don Juan, y á la reina Isabel. Ya he procurado demostrar en la obra titulada Examen critique de I"histowve de la géographie an XV" et an Y VI? siécle (83), el profundo sentimiento de la Naturaleza que animaba al gran navegante, la nobleza y alta sen. cillez de espresion con que describia la vida de la tierra y el cielo desconocido hasta entonces, que descubria su mirada (viaje nuevo al nuevo cielo 1 mundo que fasta entonces estaba en oculto); solamente pueden apreciar tales pinturas aquellos que comprendan toda la energía de la antigua lengua española.