sas han de realizar en grande, para las necesidades de la vida, para el lucro y para las conveniencias propias y extrañas.
En el laboratorio el químico, como en la pizarra el matemático, busca el por qué y las leyes bajo cuya dependencia se unen y desunen los elementos materiales y los modos de sus transformaciones infinitas; y hallado el resultado que puede ser útil á las artes ó á las industrias, lo entrega á éstas para el bien general.
Las Facultades de Ciencias exigen, en un principio, grandes sacrificios pecuniarios de las naciones, que luego son reproductivos, tanto que éstas á porfía dedican grandes cantidades con tal objeto en sus presupuestos.
En adelante, con el rigor académico, unido á la destrucción de un error grave que parte del exterior, efecto de una educación viciosa y de un mal ejemplo, por desgracia harto frecuentes, que hace consistir el objeto exclusivo de los estudios oficiales en la obtención de títulos ó diplomas académicos y no en la adquisición de los conocimientos necesarios para merecerlos, podremos esperar que en nuestra patria arraiguen y se extiendan los estudios científicos para provecho de la nación y de los individuos, y en tanto que nos preparamos á nuevas mejoras que contribuyan á nuestro bienestar moral y material, contemplemos el beneficio de hoy con muestras de reconocimiento hacia cuantos han contribuido en esta legislatura al restablecimiento de nuestra Facultad de Ciencias, á elevar su importancia con la nueva creación de cátedras y á preparar su instalación en el nuevo edificio, por lo cual merecen gratitud y plácemes, no solo de los profesores que han vuelto á sus puestos en la enseñanza, sino del país, que podrá disfrutar de estas facilidades, para proseguir en la senda de su prosperidad y de su enaltecimiento.— Z. G. de Galdeano.