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punio: ¿qué queremos decir cuando ha- blamos de “sexualidad”?

El diccionario dize que sexe es la con- dición orgánica que distingue al macho de la hembra, en los seres humanos, en los animales y en las plantas. Y que se- xualidad es el conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas propias y carac- terísticas de cada sexo.

¿No estaremos estirando demasiado el término? Metemos en la misma bolsa desde una frase cariñosa y el placer de sentir el calor de otro cuerpo junto al nuestro, hasta el simple gesto de acariciar al gato.

¿No les pasó (a mi sí) que las amones- taran en la escuela por leer el mismo li- bro con una compañera tomadas de la cintura? ¿O que consideraran una provo- cación sexual que se desperezaran en pú- blico? Y si una se rasca una teta, ¿se es- tará masturbando?, porque sin duda *s placentero. ¡Pobre del hombre que acari- cie a un amigo para transmitirle su afec- to! Será maricón en alguno de los senti- dos del término (de modales afeminados u homosexual), o más probablemente en ambos.

A una amiga le encanta que la peinen y le rasquen la cabeza, y a mí me gusta hacerlo; pero parece que si es agradable será “sexual” y entonces en este caso se tratará de homosexualidad. A los niñitos les gustan los mimos y caricias, y eso en- tra en la sexualidad infantil.

Tanto si estas cosas son consideradas reprobables o no, tanto si se las ve como “pecado”, “desviación” o “manifesta- ción natural de la sexualidad” de una,


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igual no convence el enfogue. En todos los casos aparece “lo sexual” como un gordito que se come un montón de pla- ceres, de sensaciones, de voluptuosida- des, de erotismo (del que no tiene que ver con la reproducción sino con la vida, con las ganas de vivir). Toda la sensuali- dad, todo lo que signifique alegría y dis- frute de nuestro cuerpo, engordanio a! gran fantasma del sexo.

¿Porqué esta interpretación tan “se- xual” o “sexuada” de nuestro cuerpo? Supongo que puede haber en esto un in- tento de reforzar las diferencias entre los sexos. Adjudicar una connotación sexual a tantas cosas sirve para pautar rígida- mente lo que debemos hacer y sentir las mujeres y lo que deben hacer y sen .: los hombres. Pero más me parece que pesa aquí la tradición de una sociedad que ne- cesitaba un aumento co1 tinuo de su po- blación para expandirse. ustamos tal vez entonces siguiendo el viejo precepto bí- blico de “creced y multiplicaos”, tratan- do de orientar todas nuestras energías vi- tales a la producción de más gente.

La versión más moderna de la misma cosa prescribe la producción a secas, o en su defecto el consumo. ¡Cuán terrible- mente asociales resultan entonces un par de personas que simplemente se tocan, sin producir ni consumir nada!, ¡si ni si- quiera necesitan de una revista porno- gráfica!

Habría que profundizar mucho más en el tema. Lo importante ahora se.ía no entrar en el juego. Para seguir la onda bí- blica: no dar al sexo lo que no cs del se- xo.9