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grafía se negaron a participar en el en- cuentro y realizaron una marcha de pro- testa frente a Barnard College.

El debate continúa entre quienes con- sideran que la sexualidad femenina tiene un carácter esencialmente emotivo, y quienes desean recuparar el placer en sí mismo. Esta discusión parece no tener salida, pues deja de lado toda la diversi- dad de experiencias que surgen a partir de las diferentes historias personales, culturas, momentos políticos, etcétera.

5.La sexualidad ha sido el núcleo y eje del feminismo, porque la discrimi- nación de las mujeres proviene precisa- mente de la voloración que se ha dado al hecho de tener un cuerpo femenino.

Ahora en México y en otros países de Latinoamérica como Perú, Brasil, Colom- bia y República Dominicana, hay grupos que trabajan el tema de la sexualidad con mujeres de distintos sectores. Algunos se han especializado, retomando los cono- cimientos de la ciencia que pueden ser útiles.* Otros tratan una gama más am- plia de asuntos relacionados con la con- dición de la mujer. No existe ningún tra- bajo de apoyo para la toma de concien- cia sobre nuestra situación que no toque el tema de la sexualidad.

El trabajo con mujeres que libran lu- chas por la supervivencia y el cambio de las condiciones generales ha permitido una fusión entre los planteamientos fe- ministas sobre la sexualidad y la reivin- dicación de los derechos sociales. De tal modo que, especialmente los derechos reproductivos, han alcanzado un lugar de igual importancia que otros primordia- les.


Se trata entonces —por qué

negarlo— Ñ

Alternativa Feminista

de construir “una nueva mcral” cuya esencia sea el equilibrio de poder, el re- conocimiento de la diversidad. Ya no podemos ser tan simplistas como para | creer que el poder puede desaparecer má- ¡ gicamente, ni tan moralistas que no que- : ramos ver la realidad que nos rodea. Oja- lá que seamos capaces de tolerar las di- ferencias, de aprender unas de otras, de ponernos de acuerdo para acciones muy ' concretas, en vez de caer en la atomiza- ción que debilita todos nuestros esfuer- zOS.


1. Algunos textos clásicos de la primera etapa son: Millet, Kate. La política le lo sexual. Ed. Aguilar, 1979, Firestone. Shulamith. La dialéc- tica del sexo.

Friedan Betty. La mística de la femineidad. Colectivo Boston. Nuestros cuerpos, nuestras vidas, CIDHAL. México, 1976. Alonsi, Carla. Escupamos sobre Hegel, La Pléyade. Buenos Aires, 1974,

2. Como señala Amber Hollibaugh: “Cuando pones poder y pasión en la descripción de la re- lación lésbica, en vez del enfoque “cenicienta”. Te dicen que estás siguiendo un modelo hetero- sexual para tu sexualidad lésbica que ha sido pe- netrada por una cultura masculina”. Tomado de Gayle Rubin, Deidre English y Amber Holi- baugh, “Talking about sex: a coversation in sexuality”, Feminist Review. 58, No. 4 Julio- Agosto 1981. p. 43-62.

5, Las libertarias han desarrollado una postura crítica respecto a lo que consideran “un mora- lismo radical” que según ellas, perpetúa un “sexo vainilla” (“fresa” en México). )

6. Algunos de los grupos interesados, en Méxi- co, en esta problemática son: CIDHAL. Muje- res del Taller. CASED y CIDH-MULAT (Colec- tivo de Investigadoras sobre Derechos Huma- nos de la Mujer Latinoamericana). .a

REVISTA FEM - Mexico » 1985, N 41

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