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Agustin consideraban que era necesario que existieran ¡as prostitutas para conser- var el honor de las señoras. (Risas.)

A.F. - Decime... ¿La “mujer fatal” sería algo así como la continuación de esa mu- jer demoniaca de la que hablabas?

S.T. - Si, es una versión más o menos contemporánea, muy agresiva, asociada a la ropa de cuero y a los objetos que sim- bolizan dominación o dolor. Yo alguna vez dije que la “mujer fatal” sólo es fatal a sí misma, porque por lo general (al me- nos en novelas y películas), termina mal- tratada y asesinada, sustentando indirec- tamente el mito de que la mujer es una masoquista a quien le “encanta” que la domine y destruya un varón (o varios). A.F. - En relación con lo que estás plan- teando, tengo entendido que hay un ti- po de pornografía con bastante deman- da ahora—, que se basa exclusivamente en escenas de violencia.

S.T. - Sí, es cierto. Mundialmente exis- ten dos tipos de pornografía: Una, lla- mada dura o hard-core, que muestra to- to tipo de violencia, pasando por juegos escatológicos y torturas, llegando a la violación y la matanza. De este tipo de pornografía hay un ejemplo famoso: la tapa de la revista Hustler en la que apa- rece un molino de carne con el cuerpo de una mujer a medio moler. El otro ti- po es el de la llamada pornografía blan- da o soft-core, que se dedica a la exhibi-

DIALOGO CON UN AMIGO (Juro que es real)

—Y Agustín, ¿cómo anda?

—Bien, está saliendo con uno de los culos de Jordache.

—Quiero creer que está saliendo con una mina completa, no con un culo suel-

to.

—Sí, claro, pero el culo de esa mina es uno de los de las propagandas de Jorda- che (explicado por mi amigo con tono de fastidio).


Alternativa Feininista

ción, fragmentada, de cuerpos femeni- nos.

De todos modos, creo que en ambos casos, aunque en distinto estilo, se está ejerciendo violencia contra la mujer des- de el momento en que se utiliza su cuer- po como un objeto desarticulable.

A.F. - ¿Vos creés que hay una relación directa entre el avance de la pornogra- fía y el mayor número de violaciones? S.T. - Acá no tenemos ningún trabajo hecho; puedo citarte: “Men possesing women”, de Kathleen Barry, en el que si se documenta el tema y se habla de una ideología del sadomasoquismo; o “La noche es nuestra”, de Adrienne Rich, donde se sostiene que el cuerpo de la mujer fue el terreno donde se construyó el patriarcado; pero insisto: acá todavía no tenemos nada hecho.

A.F. - ¿Pensás que las revistas y pelícu- las pornográficas pueden llegar a ser educativas?

S.T. - No, para nada; por lo menos si queremos dar una amplia información en el área de la sexualidad, porque en la mayoría de ellas se manipula a la gente con modelos despersonalizados y mensajes totalmente ““normalizado- res”, en los que aparecen afirmados ab- surdos mitos como el del largo del pene en relación con el el placer provocado, o el de que la mujer se excita más si es violada o por lo menos maltratada.

Me gustaría leerte algunos testimonios extraidos del '“Informe Hite” sobre se- xualidad masculina:

“Por regla general, la pornografía no