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W 46 mismo modo que la alcoba, y alfombrado de verde.

Dos grandes roperos de caobe, cuyes puertas eran de espejos, se veían á uno y otro lado del espléndido tocador, cuyas porcelanas y cristales había desordenado Daniel pocos momentos antes. Frente al tocador, estaba una chimenea de acero bruñido, guarnecida de un marco de mármol blanco completamente liso; y á continuación de ella una bañadera de aquella misma piedra, cuya agua era conducida por caños que pasaban por los bastidores del empapelamiento. Un sillón de paja de la India, y dos taburetes de damasco blanco con flecos de oro, estaban, el primero al lado de la bañadera, y los otros, frente a los espejos de los guardarropas; y un sofá pequeño, elástico y vestido del mismo modo que los taburetes, se hallaba colocado hacia un ángulo del retrete. Dos grandes jarras de porcelana francesa estaban sobre dos pequeñas mesas de nogal con un ramo de flores cada una; y sobre cuatro rinconeras de cacba brillaban ocho pebeteros de oro cincelado, obra del Perú, de un gusto y de un trabajo admirables. Seis magníficos cuadros de paisajes y cuatro jilgueros dentro de jaulus de alambre dorado, completaban el retrete de Analia, en el que la luz del día penetraba por los cristales de una gran ventana que daba á un pequeño jardín en el patio principal, y que era moderada por un juego doble de colgaduras de crespón celeste y de batista. Al lado de uno de los roperos, había una puerta que se comunicaba con el peque.

ño aposento en que dormía Luisa, joven destinada por Amalia á su servicio inmediato.

Ahora sigámosla, que entra en el aposento de Luisa, dormida dulce y tranquilamente, y que tomando una ilave de sobre una mesa, abre la puerta