menda injusticia. ¿Y sería decoroso que yo mostrára menos ánimos ahora que ántes de haber sido condenado, yo que no estoy convicto de haber ejecutado nada de cuanto se me ha acusado? Se me ha visto á mí, desertor del culto de Júpiter y de Juno, y de los demás dioses y diosas, sacrificar á nuevas divinidades? en mis juramentos, en mis discursos, me veis invocar otros dioses que los vuestros? Y por lo que hace á la juventud, ¿cómo yo he de pervertirla, cuando la acostumbro á la paciencia y á la frugalidad? Ninguno de esos crímenes contra los que la Ley pronuncia la muerte: el sacrilegio, la perforacion de muros, la venta de hombres libres, la entrega de la Pátria, (21) ninguno de esos delitos me ha sido imputado por mis contrarios. Por lo que me parece muy digno de extrañeza que vosotros hayais podido encontrar en mi causa, accion alguna que merezca la muerte. Mas yo no me creo por eso ménos digno de estimacion, pues muero inocente. No es el oprobio para mí; sino para los que me condenan. Por otro lado, me sirve de consuelo el destino de Palamedes (22) muerto de una manera semejante á la mía. ¿Y en verdad, hoy mismo no inspira cantos más hermosos este héroe que el propio Ulises que le hizo perecer injustamente? Estoy seguro que el tiempo pasado y los siglos venideros atestiguarán que no he hecho mal á nadie, que á nadie he pervertido; sino que he sido benéfico con mis discípulos, enseñándoles de buen grado lo bueno que he podido.
Despues de haber hablado así, se salió de la manera que correspondia á sus palabras: la mirada radiante, el exterior y la marcha magestuosa. (23) Como se apercibió de que los que le acompañaban iban llorando, les dijo: y porqué es eso de llorar ahora? pues no sabíais, mucho tiempo ha, que la naturaleza desde que vine á la vida tenia decre-