tra era volvieron de la Meca ciertos hagis ó peregrinos amazirgas, y se establecieron en las cercanías de Tafilete, de donde eran naturales. Traían con ellos á un tal Alí-ben Mohamed-ben Alí-ben Yusuf, al cual, aunque extraño, todos amaban y respetaban por sus admirables virtudes, y por ser, al decir de algunos, si ya no es que él propio lo cundía, vigésimoséptimo descendiente de Alí y de Fátima la Perla, hija única de Mahoma. En cuanto á su origen, era de nación árabe y natural de Yambo, en las costas del mar Rojo, no distante de Medina; y por tal descendencia^ como se le suponía, andaba en reputación de xerife. Establecido aquí con los filelis, se empleó por algunos años en el cultivo y labor de los campos, los cuales dieron en todo aquel tiempo abundantísimas cosechas, cuando antes no solían producir nada, ó bien abrasados con espantosa sequía, ó bien asolados con frecuentes tormentas. Y como la fama de sus virtudes era tanta, y la santidad de su origen creída, no dudaron aquellos sencillos moradores en atribuir á su presencia lo que era obra del azar y de la naturaleza. Persuadiéronse de todo punto de que era un bienhechor de la tierra, favorecido de Dios, y enviado del Profeta, su abuelo, para repartir entre ellos felicidad y abundancia; y tanto pudo esta voz, que, encendidos en veneración y entusiasmo los habitantes de Tafilete y sus inmediaciones, le alzaron al fin por rey de la comarca. No se puede asegurar de cierto si este xerife estaba ó no emparentado con los que á la sazón reina- mente los más modernos, del libro del Conde Graberg de Hemsóo, titulado Spechio geográfico e statistico dell'impero di Marocco.
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