Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/117

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
21
 

— Temernitsky, el asesino, era intimo amigo mío..., tan amigo como Resunev...

Resunev le interrumpió, riéndose: —Te ruego que no me compares a ese hombre; yo no acostumbro a despedazar a las mujeres.

—¡Ese crimen—suspiró Jromonogov—parece una pesadilla!

—Verdad?—profirió Dibovich, entusiasmado—.

Figúrese usted mi situación! De pronto, desaparece mi mujer. ¿Dónde está? ¿Qué le ha sucedido?...

Todas mis pesquisas son infructuosas. Y una mañiana se me hace saber que acaba de descubrirse su cadáver en una cesta. Excuso decirles a ustedes la desagradable impresión que me produjo la noticia.

—Oye—bromeó Resunev—: dinos la verdad. ¿No la mataste tú?

—Hubiera sido un crimen sin objeto. ¿Verdad, señores? ¿Para qué iba yo a matarla? ¿Para heredarla? No era rica. ¿Para quitármela de encima?

¡Era un pedazo de pan!

—Podías haberla matado para comértela.

—¡No digas tonterías! El juez de instrucción comprendió en seguida que yo no tenía arte ni parte en el crimen.

—Pero, sin embargo, te hizo vigilar.

—Por si acaso... Como aun no se había encontrado. la pista de Temernitsky...

— Ese demonio de Temernitsky te fastidió. En cuanto se presentó él en escena dejaste de ser la figura más interesante del proceso.

—No soy de tú opinión; pero, aunque lo fuese, la