Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/138

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
42
 

—¡Vetel—grita ella—. ¡Llamaré a mamá!

—10 me das un caramelo o escupo!

Milochka mira, pintada en la faz la desesperación, a Karasik y lee en sus ojos el prudente consejo de capitular ante el salvaje. Yegor recibe de sus manos un caramelo y se retira.

Milochka y Karasik cambian una mirada triste; rodean su hogar tantos elementos hostiles, que, para vivir en paz, es preciso recurrir a la diplomacia y hasta humillarse ante el enemigo.

III

La comida es muy solemne. Hay invitados. Son éstos Chilibeyev, empleado de la compañía de Navegación, su esposa y el tío Akim Semenich.

Todos se conducen muy bien, como personas de buena crianza; pero a la segunda copa de vodka las lenguas se desatan un poco.

—¡Qué pastell—exclama Chilibeyev—. ¡Ni el emperador de la China habrá comido nunca un bocado más exquisito!

—Es usted muy amable—dice, modestamente, el ama de la casa.

—No es amabilidad, señora; es justicia.

— Temía que saliera quemado. ¡Son tan malos los hornos aquíl ¡Qué cochinillo!—exclama, a su vez, el tío Semenich. No es un cochinillo; es un sueño.

—¡Pero están carísimos, tío!—contesta la señora