Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/181

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
85
 

tibilidad de Kurochkin; pero, por otra parte, le parecía un crimen de lesa metafísica descabalar su sistema filosófico. Y, a la postre, el filósofo venció en él al amigo.

—Si. Cuando no te miro, no existes. Tu única misión en el mundo es hacerme compañía.

Aquello ya era demasiado. Kurochkin se levantó.

Sus ojos lanzaban rayos.

—Habráse visto canalla...!—gritó, loco de rabia —.

Ahora resulta que mi madre me parió, me crió y me educó para que le hiciese compañía a este indecente telegrafista. Qué frescural ¡Vaya un personaje! Todo el universo ha sido creado para él y sólo existe para que él se distraiga. ¡Estúpido, imbécilf Todo ha acabado entre nosotros.

Y, calándose la gorra hasta las orejas, se alejó, trémulo de ira, en dirección a la ciudad.

Nadkin pensaba, mirándole alejarse: —Todavía existe, puesto que le veo; pero no tardará en desaparecer entre los árboles, es decir, en dejar de existir.

Una diabólica sonrisa brilló en el frío rostro del telegrafista filósofo.