Página:Arkady Arvechenko - Cuentos (1921).djvu/184

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
88
 

—Los se en la calleborrachos—objeta—pueden caerse y dormir—¿Y qué? ¡Descansan!

—Pero, mientras duermen, los ladrones pueden quitarles el dinero.

—¿El dinero? ¡Qué inocente eres! Cuando un hombre se cae y se duerme en la calle no llevá ya un copeck en el bolsillo. Si se cae y se duerme es porque se ha bebido todo el dinero que llevaba. Las excepciones son muy raras.

—Pero pueden quitarle las botas.

—¡Mejor! Así le ahorran el trabajo de quitárselas él.

El tártaro levanta los ojos al cielo, como si esperase encontrar un nuevo argumento en las alturas.

—Además—asevera—, el vodka es amargo.

—Lo hay dulce también. Hay vodkas para todos los gustos.

El tártaro no se da por vencido y repiica: —¡Pero si yo puedo pasarme sin éll El argumento es digno de consideración; mas el apologista del vodka no se rinde.

—Un hombre que se respeta—dice—debe tener necesidades. Tener pocas necesidades es más de vacas que de hombres. Hay incluso animales a quienes les gusta la bebida, y tú, un ser humano, ¿la desdeñas?...

¡Qué vergüenzal —Pero dime, con la mano sobre el corazón —arguye desesperado el tártaro—: el vodka ¿no es perjudicial para la salud? ¿El que no bebe no está más sano que el que bebe?

— Los bueyes están sanísimos, y, sin embargo, yo