bien de volver á hablar una palabra del viage á ninguno de mis parientes, y como me dedicaba ostensiblemente á mis estudios ordi narios, supusieron que habia renunciado al proyecto. Despues he examinado con frecuen cia mi conducta con tanta sorpresa como dis gusto. La profunda hipocresía de que me va lí para llevar á efecto mi proyecto, hipocre sía que por tanto tiempo inspiró mis palabras y mis acciones, no pude hacérmela soportable si no merced á la ardiente y estraña esperanza con que contemplaba la realizacion de mis sueños de viage, tan asiduamente acariciados.
Para llevar á cabo mi estratagema, veiame obligado á dejar muchas cosas á cargo de Augusto, empleando la mayor parte del dia á bordo del Grampus y encargado por su padre de hacer algunos preparativos en el camarote y en la sala. Pero por la noche teníamos seguridad de encontrarnos y hablábamos de nuestras esperanzas. Un mes habia pasado de este modo sin haber podido hallar un plan de resultado probable, cuando me dijo al fin que ya lo tenia pensado.
Tenia yo un pariente que vivia en NewBedford, un tal Mr. Ross, en cuya casa tenia yo costumbre de pasar algunas veces dos ó tres semanas. El brick debia hacerse a la vela á mediados de Junio (Junio de 1827) y quedó convenido que un dia ó dos antes de