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meros años, y así nos lo dió á entender el que nos la vendió. Llegó á nuestro poder desconfiada y con tendencias á morder; pero luego que se convenció de la clase de casa. adonde había venido á parar, todo aquello fué desapareciendo por grados, y en tres años no he visto en ella la más pequeña señal de mal genio, por lo que puedo asegurar que, siendo bien tratada, no hay animal mejor ni más voluntario para el trabajo que ella. Pero es, por naturaleza, de condición más irritable que el otro ; las moscas la molestan más, y cualquier cosa que no esté en orden en el arnés la mortifica, y hasta la lastima, por lo que no dudo que si se pretendiese abusar de ella, ó tratarla de una manera inconveniente, devolvería estocada por cornada. Usted sabe que muchos caballos de sangre hacen lo mismo.

-Por supuesto contestó York.-Quedo perfectamente enterado; pero usted comprenderá que no es fácil, en esta clase de caballerizas, contar con mozos como deben ser. Yo hago cuanto está en mi mano hacer, y procuraré tener presente todo lo que usted me ha dicho respecto á la yegua.

Se dirigían á la puerta de la caballeriza para salir, cuando Juan se detuvo, y dijo:

-Creo conveniente decir á usted que nunca hemos usado el engallador con ninguno de estos