Página:Azabache (1909).pdf/227

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 223 —

Como se ve por todo lo que llevo dicho, para caballo de un coche simón yo no podía estar mejor de lo que estaba, pues, siendo mi cochero mi propio dueño, le interesaba tratarme bien y no hacerme trabajar demasiado, aun cuando no hubiera sido un hombre tan bueno como era. Pero había otros muchos caballos, pertenecientes á dueños de grandes establos, que los alquilaban á los cocheros por un tanto diario, y cuya vida era muy diferente. Como dichos caballos no pertenecían á los cocheros que los manejaban, éstos sólo procuraban sacar de ellos todo el dinero que podían, primero, para pagar al dueño, y luego para proveer á sus necesidades; lo que constituía para aquellos pobres animales una situación terrible. Yo vi á muchos de ellos, con dos ó tres pasajeros en el coche, y tantos bultos de equipaje cuantos podían contenerse dentro y en el pescante, correr jadeantes y á fuerza de latigazos, en dirección de las estaciones de los ferrocarriles, y vi también á algunos caer en el suelo por el exceso de la fatiga, para no levantarse más.

Afortunadamente, mi suerte no era tan triste; pero no dejaba de pensar que pudiera algún día llegar á aquel extremo.