Página:Azabache (1909).pdf/280

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 276 —

gún otro negocio aquí?-añadió, contando las monedas.

-No, señor, puedo llevárselo á la posada, si usted quiere.

-Llévelo, que yo voy con usted.

Salieron por delante, y el mozo me llevaba por el ronzal. El muchachito apenas podía contener su alegría, de la cual el viejo caballero participaba al verlo. En la posada me echaron un buen pienso, y después, un criado de mi nuevo amo me montó y me condujo despacio á la casa de éste, donde me soltó en una gran pradera que tenía un cobertizo en uno de sus extremos.

— El señor Valladares, pues este era el nombre de mi bienhechor, dió sus órdenes para que por las mañanas y por las noches me dieran un pienso de avena y heno, y que todo el día lo pasara suelto en el campo.

-Y tú, Alfonsito, échale tus miradas, de cuando en cuando; á tu cuidado lo dejo.

El muchacho se manifestó orgulloso de su encargo, que atendía con la mayor seriedad. No se pasaba un día sin que viniera á hacerme una visita, á veces sacándome de entre los otros caballos y dándome alguna zanahoria, ú otra cosa buena, y otras veces permaneciendo á mi lado mientras yo comía el pienso. Siempre me acariciaba y me hablaba con afecto, y, como era na-