de Italia. Un tomo en 4.° forma cada uno de estos papeles, y todos comenzaron á circular el año mismo de la defuncion de ALVAREZ DE TOLEDO, en cuyo favor se declararon los varones de más literatura.
Al decir de su apologista, de las obras en prosa y verso de su pluma se podian hacer muchos tomos. Sus Obras póstumas poéticas salieron al público en Madrid, y de la imprenta del convento de la Merced, el año de 1744, gracias á la diligencia del conocidísimo doctor don Diego de Torres, y á los duques de Montellano y Sotomayor, que las habian consevado esmeradamente en sus bibliotecas. Misticas son muchas de las poesias, y entre ellas merecen especial mencion los Afectos de un moribundo hablando con Cristo crucificado, la Parafrasis del Miserere, y las Endechas á su pensamiento, sin duda escritas cuando se propuso mudar de vida.
Cualquiera octava de los Fragmentos del poema intitulado la Burromaquia serviria para demostrar su agudeza en el género festivo, de que se valió tambien para felicitar á su protector, el Duque, en ocasion de cumplir años. Sus romances à la muerte de la primera esposa de Cárlos II; consolando á España por la de este principe sin ventura; al gentil-hombre despachado por Felipe V con la noticia de la batalla de Luzzara, sobre lo mucho que tardó en la venida, y su soneto á la quema de Játiva, determinan perfectamente que le deleitó la poesía áun despues de sus mocedades.
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SOBRE DON GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.
SOBRE DON GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO.
Ocho fueron los individuos que á 6 de Julio de 1715 se asociaron privadamente para fundar la Academia Española; tres más asistieron á la junta de 5 de Agosto del mismo año, que es la primera de que se hace mencion puntual en los libros de actas. Por el órden siguiente figuran los once señores: don Juan Manuel Fernandez Pacheco, marqués de Villena y verdadero fundador de la corporacion ilustre, de quien realmente no consta que escribiera nada, pero sí que sabía mucho; don Juan Ferreras, cura de San Andres, y bien conocido por la Sinopsis histórica cronológica de España, en diez y seis tomos; DON GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO, á quien se refieren estos apuntes; don Andres Gonzalez de Barcia, abogado célebre por entonces, consejero de Castilla poco más adelante, y entendido colector de varios de nuestros historiadores de Indias; fray Juan İnterian de Ayala, religioso de la Real y militar órden de la Merced y Redencion de cautivos, predicador eminente, no contaminado por el mal gusto que á la sazon reinaba en la oratoria, y cuyo libro más notable es, sin duda, El pintor cristiano y crudito, no debiéndose tampoco omitir que tra lujo el Catecismo de Fleuri al castellano; elpadre Bartolomé Alcázar, de la Compañía de Jesus y cronista de su instituto, versadísimo en divinas y humanas letras, autor de la Chrono historia de la Compañía de Jesus en la provincia de Toledo y de sus varones ilustres; padre José Casani, tambien jesuita, maestro de matemáticas y sobresaliente en literatura, entre cuyas producciones se cuenta la Escuela militar de fortificacion ofensiva y defensiva, arte de fuegos y de escuadronar, y el Tratado de la naturaleza y origen de los cometas, con la historia de ellos; don Antonio Dongo Barnuevo, corregidor de Villanueva de la Jara y de Inhiesta, y posteriormente bibliotecario, de quien existe una Parafrasis del responsorio de san Antonio de Padua, en octavas reales; don Francisco Pizarro, marqués de San Juan y distinguidísimo traductor de la tragedia de Corneille titulada Cinna; don José de Solis y Gante, marqués de Castelnuovo, en seguida conde de Saldueña, y por último duque de Montellano, autor de un Romance endecasílabo, detestando la barbara politica de Ptolomeo en la accion de cortar la cabeza á Pompeyo; y don Vicencio Squarzafigo Centurion y Arriola, señor de la Torre del Pasaje, buen matemático y autor de una Disertacion, pretendiendo probar que para el más perfecto uso de las voces es conveniente arreglar la ortografia de ellas á sus orígenes.
Para dar mejor á conocer á DON GABRIEL ALVAREZ DE TOLEDO, bueno es citar estos dos cortos pasajes de su apologista: ¡Diabólico llamas á un varon ejemplar, cuya sola presencia edificaba,