efectos: la fuerza atractiva de nuestro planeta, o intensidad de la gravedad propiamente dicha, y la fuerza centrifuga originada por su rotación diurna,—m w? r. Sólo indirectamente, determinando la velocidad angular w(= 7,292 < 1075) y la distancia al eje (7) del punto donde se mide y, cabe separar de esta constante la predicha aceleración. Y aunque es cierto que se trata de un efecto pequeño, ya que en el ecuador—muw*r = 3,392, o sea la fracción 0,00347 de la g medida, dista mucho de ser despreciable.
Si esta imposibilidad de separar la atracción etectiva de Newton de cualquier aceleración común a todos los instrumentos y observadores que intervengan en la medida de g, no preocupó hasta hoy a los hombres de ciencia, ello es consecuencia de no haber parado mientes en el interés filosófico que el asunto ofrece. Considerada la constancia absoluta de R como puramente accidental, lo único digno de atención era la posibilidad de eliminar las influencias de aceleraciones conocidas que vienen a comportarse como errores sistemáticos en las medidas, y dicha eliminación podría siempre hacerse de modo análogo a como hemos visto para la centrifuga originada por la rotación terrestre. En cambio, reconocer con Einstein la perfecta equivalencia de la gravitación con un movimiento acelerado del laboratorio en que se estudian los fenómenos engendrados por aquélla, es tanto
== FUNDACIÓN = o) JUANELO SÍ TURRIANO
