Página:Breve Descripción de la Noble Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala.pdf/39

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do. Hubiera querido multiplicar sus presencias para asistir personalmente, sin desatencion á otros muchos negocios que ocurrian, á todas sus Monjas; mas ya que no le era esto posible, visitábalas en sus ranchos, haciendo tránsito, caritativamente intrèpido, por las calles en que à cada paso era un peligro, por la ruina que amenazaban los quebrantados edificios que, sostenidos de las quebradas fuerzas de sus cimientos, flaqueaban y se balanceaban à las incesantes conmociones de la tierra, acompañadas del golpe y humedad de las llúvias. Consolábalas en aquel trabajo: exhortàbalas á la paciencia: ofrecíales su proteccion: dábales esperanzas de su restablecimiento; y hacía nuevas recomendaciones à sus Custodios. Fué, ciertamente, admirable á todos, el zelo, la caridad y actividad de este Prelado: pudiera, de estas y otras muchas virtudes que acreditó, ejemplares esta ocasion, decir mucho, si no temiera el seño de su indignacion, ni tropezase en su modestia mi pluma. Escribo con la satisfaccion de que nadie ha de entender que escribo influido de la lisonja, empeñado de la gratitud, ó sobornado de la pasion; porque á todos los moradores de Guatemala, es notoria la verdad de lo que escribo, y que es mas que lo que escribo, lo que cayo. Entre esto, no debo omitir su piedad generosa con los pobres, acreditada en las limosnas que ha expendido, para socorro de sus necesidades: á unos las daba en moneda: à otros proveia del sustento diario, y para esto hacía cocer abundantes carnes, comprar quesos, tamales y tortillas; y juntando à la caridad el ejemplo, no se desdeñaba hacer las distribuciones por su propia mano. Fué tambien recomendable la demostracion que hizo su Ilma. con una muger pobre, que presentándole queja, de que habiendo ido á comprar carne donde se vendia, no habia podido lograr, embarazada de la multitud, el despacho, no se dedignó, piadoso; ordenar se le comprase la que necesitaba, manteniéndose en la puerta del rancho de su morada, hasta que logró ver en sus manos este socorro. Con