evidente en someter al varón y a la mujer a un mismo sistema educativo que exigirá de ambos el mismo esfuerzo?
Aparentemente la razón es de peso: No así si nos remitimos a la experiencia. Todo el que haya estudiado en Facultades, por ejemplo, de régimen mixto, comprobará que, en igualdad de circunstancias, la mujer aprende con mayor facilidad que el hombre y da exámenes más brillantes. ¿Contradicen estos hechos la teoría sentada al principio de la actual inferioridad femenina? Si de cerca observamos las causas, veremos que, lejos de ello, la confirman. Los organismos inferiores se desarrollan en menor tiempo que los superiores; así también el grado de evolución conquistado está en relación con el mayor o menor tiempo de maduración.
Además, caracterízase lo inferior por su fácil adaptación al medio, por su poder de imitación, por su mimetismo engañoso.
La generalidad de los estudios, desde el Jardín de Infantes hasta la Universidad, no exigen más que esfuerzos de memoria mecánica, adopción de ajenas teorías, imaginación reproductora vivísima, psitacismo, verborragia. Y bien, la joven desarróllase más rápidamente que el varón; adáptase maravillosamente al medio; tiene notable poder de imitación; su memoria verbal es única y el mimetismo podría ser clasificado entre las cualidades femeninas por excelencia.
De ahí que la alumna, generalmente superior