veces y por último prorrumpe en llanto. Meses después, al final del año, fuí a presidir los exámenes. Me encontré con la Escuela llena de niñas y varones, de 6 a 15 ó 16 años de edad, sentados con mucha compostura, una niña junto a un varón. Todo había marchado del modo más satisfactorio; las madres que al principio de la innovación se habían alarmado volvieron sucesivamente a mandar sus niñas, y otras más habían seguido el ejemplo. La escuela Mixta de la Sociedad Popular del Durazno fué modelo de corrección". —F. A. Berra.
Y todo marchó con igual resultado durante los 8 años que la señora de Curto dirigió la escuela.
Afirmo, por propia experiencia en la Escuela Normal Mixta de La Plata fundada y dirigida por ese genio pedagógico que se llamó Mary O. Graham, que en la Argentina, como en todo país joven, la coeducación tiene la seguridad del triunfo. No pesa sobre América, tierra de promisión —y así puede llamársela después de haber visitado decrépitas naciones— no pesa sobre América la tradición de largos siglos de galantería morbosa y frívola; joven y sana, tiene derecho a contar en la excelsitud de la naturaleza humana y en la libertad.
—¿Cómo implantará la Argentina el sistema de coeducación sexual?
Insistamos en que es la rueda más delicada del complicado engranaje de la educación integralmente humana que transformará la escuela actual