Página:Camana pedagogia social.djvu/94

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Moriría, es cierto, el príncipe encantador que cada jovencita espera con el hervor de los instintos en la pubertad; pero, en cambio, la inexperiencia no encarnará ese ideal en el primer recién venido que conmueva un corazón y un débil cerebro de quince años.

Para nuestro pueblo, en la actualidad, la coeducación dará muchos de sus frutos, alejando todo peligro, si se ensaya, a la vez, en la enseñanza primaria y en la universitaria dejando, para más adelante, el implantarla en la enseñanza secundaria.

Dado que los grandes deberes aun no empiezan a parecernos naturales, sería quizás arriesgarlo todo si implantáramos la coeducación en absoluto.

¿Cómo ensayarla en la escuela primaria? Comenzando por el Jardín de Infantes y en los dos primeros grados, al mismo tiempo, para luego seguir, año a año, de tal modo que alumno que llegue a 6.° grado bajo ese régimen lo haya experimentado desde su iniciación escolar.

Así, al cabo de cuatro años, la coeducación reinará natural y normalmente en la universidad y en los seis grados infantiles.

Aun cuando hasta entonces ese fuera el único paso dado hacia la educación sexual, sería ese un paso decisivo. Y, para evitar tropiezos en lo futuro, reconocidos los beneficios de la coeducación, debería el Estado hacerla extensiva a todo niño, declarando obligatoria la asistencia a las escuelas públicas, únicas encargadas de instruir, solidarizando