Página:Cantico de Navidad.djvu/105

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—Espíritu, dijo Scrooge con un interés que hasta entonces no habia manifestado: decidme si Tiny vivirá.

—Veo un sitio desocupado en el seno de esa pobre familia, y una muleta sin dueño cuidadosamente conservada. Si mi sucesor no altera el curso de las cosas, morirá el niño.

—No, no, buen espíritu: no; decid que viva.

—Si mi sucesor no altera el curso de las cosas en esas imágenes que descubren el porvenir, ninguno de mi raza verá á ese niño. Si muere disminuirá asi el excedente de la poblacion.

Scrooge bajó la cabeza cuando oyó al espíritu repetir aquellas palabras, y el dolor y el remordimiento se apoderaron de él.

—Hombre, añadió el espíritu; si poseeis un corazon de hombre, y no de piedra, dejad de valeros de esa jerigonza despreciable, hasta que sepais lo que es ese excedente y dónde se encuentra. ¿Os atreveríais á señalar los hombres que deben vivir y los que deben morir? Es muy posible que á los ojos de Dios seais ménos digno de vivir que millones de criaturas semejantes al hijo de ese pobre hombre. ¡Dios mio! que un insecto oculto entre las hojas diga que hay demasiados insectos vivientes, refiriéndose á sus famélicos hermanos que se revuelcan en el polvo!