Página:Cantico de Navidad.djvu/134

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 114 —

—Que pase primeramente la asistente, dijo la segunda mujer: despues vendrá la lavandera y últimamente el encargado de las pompas. ¿Qué opinais, honrado tendero? ¡Por cierto que es casualidad! No parece sino que nos hemos dado cita los tres.

—No podiais haber escogido mejor lugar, dijo el tendero quitándose la pipa de la boca. Entrad en el salon. Hace tiempo que tienes facultad para entrar aquí libremente; los otros dos tampoco son extraños. Aguardad á que cierre la puerta de la tienda. ¡Cómo chirrian los goznes! Creo que no existe aquí ningun hierro más viejo que ellos, como no hay en el almacen, y de esto me considero muy seguro, otras osamentas más añejas que las mias. ¡Ah, ah! Todos nos hallamos en consonancia con nuestra condicion: hacemos un buen juego. Entrad.

El salon lo constituia el espacio que estaba separado de la tienda por la cortina de retales. El viejo tendero removió el fuego con una barra de hierro rota, procedente de una barandilla de escalera; y despues de haber reanimado su humosa lámpara (porque ya era de noche) con la boquilla de la pipa, puso de nuevo esta en la boca.

Mientras que de este modo cumplia con los deberes de la hospitalidad, la mujer que habia hablado la primera, dejó su paquete en el suelo, y se sentó con aire negligente en un taburete, colocando los codos sobre