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HISTORIADORES DE CHILE.

ronnos a un fogon bien dispuesto y separado de los demas, para que nos secásemos y al amor del fuego templásemos el frio que traíamos. Hicimoslo así de buena gana, y despues de haber cenado y bebido de los licores y chichas que nos pusieron delante, me hizo hacer la cama Maulican y su padre el viejo Llancareu con unos pellejos limpios y peinados, con una frezada de las mejores que tenian; y el buen vieju Llancareu me llevó a la cama diciendo, que me habia de tener en lugar de su hijo, dándome muchos abrazos, y dejándome en el dispuesto lecho se volvió a dar principio a su entretenimiento y baile acostumbrado, que empezaron con tamboriles, cánticos diversos, flautas y demas instrumentos alegres, celebrando la llegada de Maulican y su cautivo a su amada patria. DISCURSO II. Este contiene: que despues de haber llegado a sus tierras Maulican, llegaron los mensajeros de los caciques de la cordillera, con las pagas que ofrecieron en el camino por mí, como mas latamente queda referido en el discurso pasado, y a ejecutarle la palabra; la repugnancia que hizo mi amo a sus aprietos y ofertas, y el mal despacho que tuvieron los embajadores; de lo cual resultó declararse por enemigos y confederarse con un cucique de la parcialidad de mi amo llamado Lemullanca, quien con estratajema y fraude, trató de hacer parlamento para quitarme la vida en él; y de la suerte que me libró Dios de aquel peligro, poniendo esfuerzo y valor a Maulican para oponerse a todos los combates que se le atravesaron. De como despues fué convidado a un festejo jovial y borrachera que dispuso el gobernador y toque principal Ancanamon en Pellaguen, su parcialidad y asistencia, y con particular mensaje para que llevase al hijo de Alvaro (que así llamaban a mi padre); y para haber de ir en compañía de mi amo, le rogué se pusiese mi vestido, que hasta entónces no habia mudado de traje. De los agasajos que me hizo Ancanamon, las pláticas que tuvimos amorosas y entretenidas, las causas que se dieron para privar de la vida a los padres de la compañía de Jesus, y otros morales que se sacan al intento. Como despues que volvimos a nuestra habitacion, ensañados y rabiosos los caciques de la cordillera por haber faltado Maulican de lo que les prometió debajo de su palabra, fueron una noche mas de doscientos indios a maloquearle sus ranchos, por cojerme en ellos y satisfacer sus deseos. Y por haber tenido aviso de un amigo con todo secreto, se volvieron burlados, hubiendo hallado ausentes los habitadores, y los ranchos vacios, y yo en unos bosques ásperos oculto. Lo que me sucedió con una hija de mi amo pequeña; los regalos y agasajos que