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HISTORIADORES DE CHILE.

habia dado de entregar a su español cuando enviasen por él, fué violentado y sin su gusto. Replicóle el mensajero diciendo: bien pudiérais haberlo mirado entonces, y no habernos hecho venir con estos temporales, pasando esteros y rios con grandes penalidades, cargados de las pagas que os ofrecieron. - No os metais vos en eso, le respondió Maulican, que si yo me hubiese hallado en aquella ocasion con otros tantos amigos como ellos eran, hablara mui a mi gusto, y lo que ahora respondo les hubiera dicho entónces; mas como conocí la intencion que llevaban y la traicion con que iban, me fué forzoso sufrir y disimular mi aprieto. Porque tuve aviso cierto de que iban determinados a quitarme mi español, si yo le negase o hiciese alguna resistencia a su propuesta. Hoi estoi ya entre los mios y en mi tierra, adonde soi tan cacique como ellos en la suya, y mas estimado porque soi mas valiente; y decidles que si quieren algo conmigo y experimentan lo que os he dicho, que uno a uno, o como les pareciere, no me excusaré de verlos. Y a ese Putapichun y a Inailican, que son los que mas han apretado en quitarme a este capitan, decidles que ya los conozco y ellos a mí, que no saben mas que hablar, y que cuando yo estoi peleando, ellos estan a lo largo dando voces y haciendo ruido solamente. Volvióle con eso las espaldas y entróse a su casa, desde adonde estuve escuchando sus razones y ví al mensajero quedarse tan suspenso y corrido, que tuvo por bien el volverse sin replicarle otra palabra. El viejo Llancareu, padre de Maulican, anduvo tan cuerdo y sagaz, que habiendo visto la resolucion de su hijo y el desabrimiento con que despidió al mensajero, le llamó y llevó a su rancho, convidándole a comer y a beber con agasajo; con que se fué consolado al parecer. Este previno, como anciano y prudente, el daño que se puede orijinar de no hacer buena acojida y pasaje a los embajadores. Porque la descortesía y desaire que se les hace, y agravios que reciben, se apropia a los superiores o al reino o parcialidad que los envía, de que suelen recrecerse disensiones grandes y sangrientas, como le sucedió al rei Hanon, mal aconsejado de sus allegados, que son los que de ordinario ponen a los superiores en semejantes lances, y suelen ser la causa de destruirse los reinos y las repúblicas, como se va experimentando en este de Chille; pues por causa de algunos tenemos la guerra en medio de la paz, pues no hai quien viva seguro en ella de ladrones, de salteadores y piratas, que los unos a lo oculto, y otros a lo descubierto, van abatiendo y aniquilando a los pobres y enflaqueciendo a los ricos. Esta es la paz y quietud que tiene Chille, y la que aguarda en adelante, porque no hai quien se atreva a quejarse ni a decir verdades; los informes que se hacen (a quien pudiera remediarlo) [son] fabulosos, las relaciones siniestras, con que a toda prisa Chille se acaba, y a gran dicha tendrá, de que la guerra que tiene sea dilatada: que es a lo que se encaminan estos discursos, y a significar que la hacienda y patrimonio real se consume y gasta sin cojer el fruto de lo que se pretende, porque no se pone la mira mas que en los propios intereses a costa de los reales vasallos de su Majestad. Y a esto obligan