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HISTORIADORES DE CHILE.

que mañana entrarémos a tiempo que nos reciban a nuestra usanza, en el palenque; salgan nuestros caballos a comer ahora, y los mas gordos y altaneros, pueden, porque no se alarguen, manearlos, y no nos detengan por la madrugada; sin tener ningun recelo de que les hurtasen alguno, porque viven en sus tierras debajo de su libertad con mas justa lei y natural razon que los que la profesamos. No puedo dejar de ponderar un rato la disolucion y demasía con que hoi se vive en nuestro pais chilleno, pues es tanta la osadía y desmesura que ha corrido y corre en robarse los unos a los otros lo que tienen, que en estè aizamientó jéneral y total ruina de las fronteras de guerra no ha sido el menor azote con que Dios, nuestro Señor, nos ha castigado, el de los ladrones comarcanos, compañeros y vecinos, que como el temor y el recelo estaba aun apoderado de los que en sus chacras y estancias asistian, apénas oian algun rumor de arma con voz de que corria el enemigo la comarca y maloqueaba sus distritos, cuando al instante desamparaban sus casas y haciendas y penetraban lo mas oculto y áspero de la montaña, por asegurar las vidas. Este alboroto y finjido rebato le tocaban los del contorno y sus propios vecinos, y para que se juzgase verdadero, subian a caballo algunos de estos ladrones de noche, y corrian la tierra hasta las mismas montañas, adonde los dueños de las haciendas, o los que las asistian, se habian entrado a valer de las asperezas y espesuras de sus ramas; con que se persuadian los miserables que era cierta y verdadera la ficcion maliciosa de los nuestros, o de aquellos que eran peores enemigos que los declarados, pues a su salvo y sin recelo alguno robaban las casas, las bodegas y lo mas que encontraban, llevándose cordobanes, zurrones de sebo, vino y herramientas, con notable disolucion, pues públicamente algunos vendian a sus dueños lo propio que les habian hurtado, sin atreverse a pedir lo que era suyo, ni la justicia remediarlo: a este estado llegó Chile. SOLANGE Gran mano y permiso les han dado en este reino a los que militan en su ejército, pues tan licenciosamente se hacen dueños y señores absolutos de la hacienda ajena; y en lo que se habia de poner algun cuidado, poniendo inviolable lei y rigurosa, sin excepcion alguna en su cumplimiento, era en la seguridad de los caballos con que al Rei nuestro señor se sirve en esta guerra, porque son el principal nervio y fundamento esencial para la conservacion y defensa de nuestras fronteras; y siendo esto de tanta importancia y utilidad a los unos y a los otros, no se pone ningun remedio, ántes se ha visto dar mano los superiores a sus allegados y criados para que se valgan de los ajenos cuando les ha parecido; y de esta suerte no hai quien pueda tener caballo seguro ni decir que es propio, porque se tiene por gala el ser ladron el soldado, y aunque en la escritura sagrada se les da este nombre, es por diferente camino, que son llamados así por via de saqueadores, como por acá maloqueros: dálo a entender así el capítulo 2 del libro cuarto de los Reyes, sobre lo cual el gran maestro Gaspar Sanchez, de la compañía de Jesus, dijo: no solo se llaman ladrones los que roban y hurtan lo que es