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HISTORIADORES DE CHILE.

CAPITULO IX. En que se prosigue el viaje para la fiesta de Ancanamon, adonde llegamos otro dia, y de la suerte que fuimos recibidos. Habiendo quedado con mis compañeros alojados a las orillas de un apacible estero, en una tan amena vega como fértil, fué Dios, nuestro Señor, servido de enviarnos su luz, aunque con nieblas gruesas rebozada y con muestras mui ciertas de convertirse en agua; dí gracias infinitas a la Majestad suprema y universal Señor de lo criado por haberme dejado llegar con bien a gozar de la luz clara de aquel dia. Y despues de haber almorzado y recojido los caballos, montamos en ellos y fuimos marchando al paso de algunas indias y muchachos que iban a pié, porque no hubo cabalgaduras para todos, y por mi gusto me apeé del caballo en que iba, y acompañé a las indias un buen rato por entrar en calor y no sentir tanto el riguroso frio que nos apretaba: llegamos a medio dia a vista del lugar adonde se iban juntando con el gobernador Ancanamon los convidados para dar principio a su festejo; los que íbamos a caballo, desmontamos de ellos en frente del palenque y del andamio que tenian hecho para sus bailes y entretenimientos, y en medio del estaba puesto un árbol de canelo de los mayores y mas fornidos que pudieron hallarse, con otros adherentes de sogas y maromas que pendian dél para hacer sus ceremonias. Luego que Ancanamon y sus compañeros caciques divisaron nuestra tropa y conocieron a Maulican y al hijo de Alvaro a su lado, con los demas de su parcialidad, y al toque principal Llancareu su padre, y que aguardaban a que a su usanza los recibiesen, por haber sido llamados al convite, envió un recaudo al toque principal de nuestra cuadrilla y parcialidad de Repocura Llancareu, padre de Maulican mi amo, para que nos acercásemos al concurso de los demas: hicímoslo así, habiéndose agregado a nuestra jente tres caciques mas, compañeros y comarcanos de Llancareu, con sus sujetos, que por todos haríamos número de cien varones sin la chusma de indias, chinas y muchachos, que en forma de procesion caminamos a pié todos juntos y nos arrimamos ácia la parte descubierta que hacia el cuartel, formado en triángulo, hechas sus ramadas a modo de galeras, adonde tenian las botijas de chicha, los carneros, las vacas, ovejas de la tierra, y lo demas necesario para dar de comer y beber a los forasteros huéspedes. Hicimos alto distancia de cincuenta pasos del bullicio que iba concurriendo, y como el concurso que llevábamos era copioso, y a mí por delante en medio dél y de Llancareu, como toque principal, y de su hijo Maulican, pasó la voz de que habia llegado el hijo de Alvaro (a quien deseaba con extremo ver la muchedumbre), y con sus noticias se suspendió y paró toda la junta, y salieron muchos de sus lugares y asientos a vernos recibir y entrar dentro del formado cuartel para la fiesta. Salió el gobernador de aquellas aillareguas y dueño de aquel festejo