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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

ron a darles alcance, pelearon valientemente, y como fueron llegando los demas, les fué forzoso rendirse y sujetarse; solo el chiquillo continuaba el defenderse, que para cojerle fué necesario maltratarle y aun herirle al fin los apresaron a todos y los trajeron a la presencia del gobernador. Y estándolos examinando, dijo uno de los soldados que los habian traido, que ninguno de los seis les dió mas en que entender que aquel chiquillo, pues hasta haberlo mal herido no quiso rendir las armas ni dejarse llegar. Pues no está en esto tanto su valor, como en lo que dijo despues de cautivo en presencia de un ejército: estando como haciendo burla y mofa los mas soldados que se hallaron presentes, de ver al muchacho que estaba como colérico y enfadado mirándolos reir con grande ceño, le preguntaron que cómo habia peleado mas que los otros siendo un muchachuelo de burla y una figura ridícula; a cuyas razones con un denodado valor respondió las siguientes: yo no peleé de ninguna manera, defendíme no mas; porque si peleara, matara a alguno, y me pesa de no haberlo hecho. Causó esto mucha risa a los circunstantes, y al gobernador tanto gusto, que lo llevó para su paje y lo regaló desde entónces. A otros he visto atravesados con una lanza el cuerpo y entrarse por ella halándose con sus propias manos hasta llegar a echar mano al que se la habia dado y echado del caballo abajo, con tal cólera y rabia, que a no haber llegado otros a socorrerlo, le quitara la vida con su misma espada, pues se la tenia ganada y en sus manos. En la ocasion que me cautivaron (aunque la muchedumbre del enemigo era con exceso mayor que nuestra infantería), no dejaré de significar el valor y valentía con que nos embistieron indios de a pié a soldados infantes con arcabuces y mosquetes, que despedian balas que a lo largo mataban y herian, pues mas de media cuadra de nosotros vinieron acercándose al escuadron formado (aunque pequeño), a ratos dando saltos para arriba, y otras veces tendiéndose en el suelo, habiéndose ajustado a medir unas picas con las otras. Estando ya trabada la pelea, un soldado que a las espaldas y abrigo de la piquería estaba, despidió su arcabuz una violenta bala con que hirió a un indio en el brazo izquierdo, y hallándose lastimado, habiendo reconocido el ejecutor de su daño, embistió para él con mas furiosa cólera, y hasta que lo mató y quitó las vestiduras y las armas no se apartó de él, como hicieron los otros con los demas infantes, que no pudieron resistirles ochenta hombres que estaban a pié conmigo, la fuerza grande de ochocientos enemigos; con que muertos y cautivos quedamos todos los infantes. Otras naturales propiedades, demas del valor referido, tienen, que son dignas de alabanza en ellos, como es la viveza del entendimiento, la agudeza en el pensar y fácilmente comprehender lo que oyen y lo que ven hacer, principalmente los muchachos y muchachas, pues queda reconocido así en los atrasados capítulos; cuán agradecidos se muestran a los beneficios y agasajos que reciben, como lo han mostrado algunos en sus acciones y lo confirma la del pariente de