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HISTORIADORES DE CHILE.

Ancanamon Inavilo. Pues despues de rescatado y vuelto a su tierra tuvo tan buena correspondencia con mi padre Alvaro (que así le llamaban), como la que nos significó su dendo, pues llegó a posponer la salud y el bien de su patria por la conveniencia de su bien hechor, y por que tuviese felices aciertos, siendo como espía perdida entre los suyos (que es lo que acabamos de vituperar de su mal gobierno y de su poca conformidad, que es la que los ha de destruir y acabar, si Dios, nuestro Señor, no los conserva y guarda (como lo ha hecho hasta aquí) para castigo nuestro, en pena de nuestras culpas y maldades). Gran fineza por cierto la de este indio jentil y de nacion bárbara, que enseña a muchos en estos tiempos adulterados a ser verdaderos correspondientes; porque es doblado delito y pecado con circunstancia [sic] ofender al bienhechor, como lo notó el ilustrísimo Villarroel; y en otra parte dijo, que si el siervo o criado ofendiese a su señor, no seria tan grande la culpa como despues de haberle dado libertad pecar contra él: así lo sintió San Crisósthomo, aconsejando que no caigamos en la culpa despues de conseguida la gracia. Bien se ajustó nuestro jentil a la leccion y doctrina de este santo, pues no tan solamente no volvió a ofender ni agraviar al que le dió libertad, sino es que se eximió totalmente de ponerse en ocasiones de dar muestra de ingrato y de desconocido, si entrase a nuestras tierras con sus compañeros a malocas, ni a hacer daño a los españoles, de quienes habia recibido bien y alcanzado el verse con vida, libre y en su patria. Verdaderamente que son acciones estas que demuestran jenerosidad de ánimo, pecho noble, ilustre sangre y un natural discursivo, rejido y encaminado de un entendimiento vivo y cultivado: con que no son tan bárbaros como los hacen, tan crueles como los pintan, ni tan mal inclinados como juzgan los que no han experimentado sus tratos ni los particulares modos de vivir de algunos (que claro está que adondequiera se diferencia la plebe y el comun de lo particular de la nobleza); que nuestra doctrina y enseñanza ha sido la que les ha dado mucho que pensar y en que entender, por haber sido las obras mui diferentes de lo que prometieron las palabras. Y porque en adelante se irán estas verdades aclarando, proseguiré con mi historia, que ella es la que nos ha de dar suficiente materia para acreditar las de este libro. Despues de haber brindado a todos los caciques y hombres principales, Ancanamon con los suyos cojió la delantera y dió principio a nuestra marcha, a quien atropados y en un cuerpo fuimos siguiendo sus pasos, hasta llegar al sitio en que habíamos de asistir, inmediato al palenque y andamio de el baile. Allí nos asentamos en unos tapetes o esteras los que éramos de nuestra parcialidad, adonde trajieron luego una oveja de la tierra, que seria a modo de camello, para nuestro viejo Llancareu, como toque principal de su concurso, y a su hijo Maulican, un carnero, y a los demas caciques de la misma suerte, aun-