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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

una el huésped y me la puso en el plato, y pidió luego el de cordero y cortó por cima lo mas bien asado y reforzó con él la porcion primera, y con unas tortillas sazonadas, platos de pepitoria para que la perdiz y la carne con aquella jalea se comiese, y otros guisados de aves y hervidos a su usanza con legumbres de papas y porotos, y por postre unos buñuelos de viento mui bien hechos. Cenamos con gusto y alegría, porque nos brindamos con extremadas chichas de frutilla, que para mí era el mayor. regalo que se me podia hacer. En medio de nuestra cena me preguntó por mi padre Alvaro, diciendo que no habian conocido persona de tanta opinion ni que fuese tan. temido de ellos, y por otra parte, bien querido, porque habia muchos cautivos a quienes habia hecho mui buen pasaje, y solicitado sus rescates y puéstoles en libertad, en que mostraba su valor y jeneroso pecho: que los que son cobardes (dijo) son naturalmente crueles y sangrientos. Teneis razon, por cierto (le respondí), que eso lo tengo experimentado y reconocido despues que estoi entre vosotros preso, pues los mas valerosos y principales caciques, como vos, que sois conocido en toda la tierra así de los vuestros como de nosotros por gobernador de estas fronteras, valiente y esforzado capitan, me han defendido y amparado, perturbando intenciones depravadas que han solicitado por varios caminos quitarme la vida; y decis mui bien que los que estan vestidos de una crueldad temeraria a sangre fria, no pueden ser valientes ni hombres nobles. Así lo notó el ilustrísimo Villarroel en la inhumana accion de Abimelech, que consumió y degolló hombres y mujeres, sin perdonar a los inocentes niños de teta, y mas adelante dijo, que es propiedad de pusiles [sic] ánimos ser crueles y voraces; y hablando Marcial con tales hombres, despechado dijo así: Exclamare libet: crudelis, perfide, prædo, A nostra pueris parcere disce lupa. ¡Ah! pérfidos, atroces, Fementidos, crueles, inhumanos, Dejadme daros voces Y poner un ejemplo en vuestras manos, De una loba ferina Que a perdonar muchachos os inclina. Tocó Marcial aquí la fábula de Rómulo y Remo para industriar y dar dotrina a los atroces y crueles hombres, que revestidos de condicion inhumana, no saben hacer bien, ni pueden tener vida sosegada sin el daño ajeno. Proseguimos nuestra conversacion Ancanamon y yo, y me volvió a preguntar, qué es lo que decian de él entre nosotros, si tenia opinion de soldado y de valiente; a que le respondí, que entre ellos no habia otra persona que sobresaliese, ni otro nombre que en nuestra tierra fuese mas conocido que el suyo, pues hasta los niños y mujeres tenian en la memoria el de Ancanamon. Con esta relacion que le hice tuvo mucho placer y gusto, porque no hai ninguno que le pese ser alabado y aplaudido. Entónces me significó con grande amor como siem-