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HISTORIADORES DE CHILE.

pre habia sido mui afecto a los españoles y a su traje, y que a mas no poder defendia sus tierras y seguia a los demas, y tambien porque en una ocasion tuvieron mui mal trato con él y le llevaron sus mujeres a Paicaví debajo de conveniencias de paz, y no se las quisieron volver. Es verdad (le dije) que he oido tratar de esa materia, en que te culpan algunos por la muerte de los padres de la Compañía, y otros abonan tu causa por haberte quitado tus mujeres, y cada uno habla conforme su intencion buena o no tal; y me holgara ciertamente saber el fundamento de la muerte de esos relijiosos, que dicen que fuísteis tú el principal instrumento de su fin último. Pues si tienes gusto que la historia te cuente (dijo Ancanamon), te referiré lo que me pasó con un patero (que así llaman a los relijiosos) que decian era gobernador, y que traia del Rei muchos negocios de importancia para nuestra quietud y sosiego. De mucha estimacion y gusto será para mí (respondí a sus razones) que me refieras el caso como subcedió en aquel tiempo, por tener certidumbre de lo que informes varios han puesto dudoso.

CAPITULO XI.

En que se refieren los fundamentos y causas que tuvo el cacique Ancanamon para quitar la vida a los padres de la Compañía de Jesu, y de como su accion no fué en odio de la fee. Habrás de saber (capitan), dijo el jentil valeroso, que ese patero o padre tenido por gobernador nos envió a decir, que venia enviado del Rei solo a pacificar y poner en sosiego nuestra tierra, y a que nos estuviésemos en ella quietos y sosegados, sin hacer guerra a los españoles ni ellos a nosotros; en cuya conformidad permitimos que viniese un español lenguaraz con mensaje como embajador a mi distrito, por ser el fronterizo mas cercano, para conforme lo que nos proponia en nombre del Rei y por la voz del padre, poner en ejecucion el asentarlo. Vino con nuestro permiso un alférez que se llamaba Melendez con otro compañero, grande intérprete y ladino en nuestra lengua, a quienes. recibí en mi casa con todo amor y agasajo. Regalándole con lo que tenia y sirviéndole mi persona, llamé a mis amigos y a los caciques de mi parcialidad, y consultamos lo que debíamos hacer sobre la embajada que nos trajo el embajador del padre Luis de Valdivia (que así se llamaba este gobernador padre), y resolvimos que yo saliese, con otro cacique acompañado, a significar a las demas parcialidades de la costa hasta la Imperial las conveniencias y utilidades que reconocíamos en el trato de paces que nos proponia el padre, habiendo de estarnos quietos y pacíficos en nuestras tierras, sin que los españoles nos hubiesen de hacer daño ni entrar a nuestra jurisdicion, como nosotros pasar a la suya: abrazamos mui bien todos los de nuestra parcialidad este convenio; con que dispuse mi viaje a los seis u ocho dias despues de la llegada del alférez, y al tiempo de mi partida, se allegó a mí una de mis