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HISTORIADORES DE CHILE.

que el cacique me habia contado; y aun mas me añidieron, que fué el modo con que engañó a las dos chinillas, que luego que Ancanamon salió de su casa, trató el Melendez de llevarse a Paicaví la española, y aficionado de las dos chinas, le dijo a la mujer, que importaria mucho llevar aquellas dos chinas para que la sirviesen; cuadróle a la mujer el pensamiento, porque son cudiciosas y amigas de tener en sus casas a quien echar la carga y quien las sirva, y preguntó el stilo que pudieran tener para ejecutarlo: díjole su pasion el cauteloso hombre mezclada en la cudicia de la mujer liviana. Lo que habeis de hacer (le dice), es el reducirlas a mi gusto con dádivas, razones y agasajos, que aquí teneis chaquiras, peines y listones: hízolo así la mujer con gran cuidado, y como eran sus conocidas y desde niñas las habia criado, no fué dificultosa la conquista: redújolas a lo que Melendez deseaba, y despues de tenerlas ya debajo, trataron de su viaje con efecto. Llegó nueva dos o tres dias antes que se retiraba Ancanamon, y dijeron a las chinas, que infaliblemente las habia de matar luego que llegase, porque ya traia malicias de su pecado y de la ofensa que le habian hecho, y que no habia mas remedio que ausentarse y seguir a la española, que se habia de ir la siguiente noche con él, porque todos corrian riesgo, les dijo el cauteloso mensajero. Con esto las chinuelas temerosas, acusadas del pecado que contra su marido habian cometido, vinieron fácilmente en el concierto, y la noche siguiente, ántes de llegar Ancanamon dos noches, salió el embajador con la mujer y las chinas y se puso otro dia en el fuerte de Paicaví. Este es el subceso a la letra, conforme a relaciones de españoles y capitanes antiguos, que por parecerme que la del cacique Ancanamon no estaba tan ajustada a la verdad, solicité con cuidado otros informes. Suspendamos un rato la conversacion y plática de este valeroso jentil y ponderemos su justificada razon, que aunque dilatemos este capítulo algo mas de lo ordinario, los discretos lectores me darán licencia por ser al intento de este libro las digresiones que haga, y no la historia que suscinta escribo. Algunos escritores de historia de este reino he leido, y examinado sus letras con cuidado, y los mas o todos se encaminan a culpar a estos naturales de traidores, de varios y insolentes; y he reconocido en algunos que son llevados de la adulacion y mentira, deseosos de apoyar las acciones de los que gobiernan; otros son movidos de su propio interes, que le tienen en alabar y engrandecer a quienes se lo pagan, y tambien a los que son deudos y parientes sin haber asistido en las fronteras de guerra cuatro dias; y los mas historiadores se sujetan a la pasion comun que contra estos infieles manifiestan los ménos experimentados, y así sus escritos vienen a ser por informes antiguos, que no todas veces son ciertos, ni se ajustan al hecho de la verdad. Y aunque tengo por sin duda que han cometido grandes maldades y temerarias insolencias, solo estas insinúan y agravan, y no he visto que alguno haya examinado las causas y fundamentos que han tenido para haberlas de poner en ejecucion. Exajeran la muerte de los padres de la Compa-