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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

que nos diesen de almorzar de unas longanizas sazonadas, en el inter que llegaba el mediodía, que como los dias eran los mas cortos de todo el año por ser la fuerza del invierno junio y julio, en que nos hallábamos, mui presto se llegaba para comer la hora. Despues de haber nosotros almorzado, estando asentados al amor del fuego, llegó un indio de tan mala figura, que su traje, perverso rostro y talle, estaba significando lo que era: a este habian enviado a llamar el dia antecedente para que curase a un indio enfermo, que estaba en otro rancho mui al último de sus dias; y jamas juzgan estos naturales que salen de esta vida para la otra por ser natural la muerte, sino es por hechicerías y por bocados que se dan los unos a los otros con veneno, a cuya causa acostumbran consultar al demonio por estos curanderos machis, hechiceros y encantadores; que en esto tambien imitan a los antiguos, que usaban de adivinos que por arte májica resucitaban los muertos para que respondiesen a sus dificultades y preguntas: así lo dijo Horacio hablando de los manes.p Cruor in fossam diffusus ut inde Manes eliceret animas responsa daturas. Y Virjilio en sus ZEney das dijo estos medidos renglenes al propósito: Nocturnosque ciet manes mugire videbis, Sub pedibus terram. Los májicos suscitan Cadáveres ya frios sepultados, Porque así se acreditan Sus vanos artificios encantados, Y hacen que sean patentes Los futuros que fueron continjentes. que los encantadores resucitaban muertos y los llamaban para que respondiesen a sus dificultades y adivinasen lo por venir, como hizo Saul, que por medio de Phitonisa, hizo parecer ante sí al profeta Samuel. Mas dicen algunos doctores, y entre ellos el Padre Gaspar Sanchez, que verdaderamente estos encantadores no resucitaban los muertos, sino es que solo eran aparencias del demonio, que con demostraciones fantásticas ponian a los hombres delante de los ojos aquellas aparentes figuras, para hacer burla y chanza de ellos. Y así lo dice Tertuliano en el libro de ánima, cap. 57, y mas latamente San Agustin 1. 5, cap. 14. Por cuya causa hai várias opiniones sobre haber la Phitonisa resucitado al profeta Samuel, a ruegos del rei Saul: muchos son de opinion que no fué verdaderamente Samuel el resucitado por los encantos de la Phitonisa, sino que fué su sombra, que se apareció a Saul, y lo fundan en que las ánimas de los difuntos no pueden aparecerse por encantos ni arte májica, y ménos las que estan en el seno de los justos: así lo dicen Tertuliano, en el lugar citado, y Justino en la cuestion 52. Mas otros