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HISTORIADORES DE CHILE.

Tat 162 MAT KIGG I Addis ada/ HISTORIADORES DE CHILE. antiguas. Respondíle que sí, porque los mas eran descendientes de ellos, y que claro estaba que habian de ser parecidos los hijos y los nietos a sus padres. Por ese camino habeis dicho mui bien (dijo el cacique): no es eso lo que pregunto, sino es, si son de tan malos naturales y de tan perversas obras como los que asistieron entre nosotros. Eso no lo podré yo saber (le respondí), por no haber tenido noticias ciertas de lo que fueron, ni de sus acciones. -¿Pues no habeis oido decir las causas y motivos que hubo para la desolacion de estas ciudades, capitan amigo? Verdaderamente (le volví a decir) que como muchacho y de pocas experiencias, no he cuidado hasta ahora de saber nada de lo que en esos tiempos pasó efectivamente. Pues si no lo habeis sabido, no quiero que de mí sepais sus procederes; solo os quiero decir (repitió el cacique) que si los que gobiernan hoi vuestras fronteras, y los que tienen indios a su cargo, son como los que por acá experimentamos, que no han de durar mucho los amigos y vasallos que tienen entre manos y estan debajo de su obediencia; y acordáos para lo de adelante de estas razones que os digo. Mucho siento, cacique Luancura, que habiéndose ofrecido tratar de esta materia, me hayais dejado ayuno de lo que con extremo hacerme capaz he deseado. De otros mas antiguos que yo, que los experimentaron y trataron mas de cerca, tendréis ciertas noticias (dijo el cacique), que yo tampoco he llegado a saber mas de lo que nuestros pasados nos han dicho; si bien en la Imperial hallaréis todavía algunos ancianos que refrescan las memorias a los otros, para que tengan siempre mui presentes los agravios, molestias y crueldades que hicieron con nuestros padres, de que se orijinaron las ruinas de vuestras casas y el sosiego de las nuestras. Esto baste por ahora, capitan, y vamos donde estan nuestras mujeres, y ayudarésmoslas en algo, para que acaben presto su trabajo. No puedo dejar de ponderar un rato de este cacique prudente las razones que dijo resueltamente, que si los españoles que gobernaban hoi nuestras fronteras, y los que tenian indios encomendados a su cargo, eran como los pasados, que tuviese por cierto que no habian de permanecer ni ser stables. Y haciendo memorias de los pasados tiempos en que he militado, en algunas ocasiones he hallado cumplida y verificada la profecía del cacique, pues en el discurso del tiempo que he continuado el servir a S. M. en esta guerra de Chille, he experimentado que algunos alborotos y alzamientos que ha habido en las fronteras, se han orijinado todos por malos ministros y gobernadores cudiciosos, sin temor de Dios ni respeto a la justicia ni a los mandatos del Rei N. S., pues no se saben ajustar a sus reales cédulas tan bien ordenadas y dispuestas; y en alguna manera los disculpo, porque como se salen con todo lo que intentan, y con cuanto hacen, sin que se vea ni haya visto algun ejemplar castigo en semejantes ministros, no es mucho que no teman la justicia de Dios ni de la tierra, y que vengan unos peores que otros, y lo pague el pobre reino con hallarse cada dia en peor estado, y engañados los consejos con informes falsos, que tambien lo paguen los leales vasallos