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HISTORIADORES DE CHILE.

oraciones que sabe, y dejarémos el sitio bien enramado y limpio el suelo. Está mui bien (respondió el cacique); disponedlo, capitan, como os pareciere. Salimos con esta determinacion afuera, a tiempo que llegaron otros muchachos de la vecindad, hijos de los comarcanos, camaradas del cacique y sus sujetos, que tenian sus ranchos a dos cuadras, a cuatro, y a cinco el que mas; comunicáronse con el muchacho mi compañero, y aficionólos a que tambien se baptizasen; con que cojiendo una hacha, en buena conformidad, nos fuimos todos al monte, de adonde trajimos muchas ramas de laurel, de canelo y de otros vistosos árboles que conservan la hoja todo el año, y enramamos la cruz, y a modo de claustro hicimos un cercado con las propias ramas, y dentro de él esparcimos algunas yerbas olorosas de yerba-buena y toronjil. Despues de esto dije a mi camarada que repitiese las oraciones que sabia, y las enseñase a los demas muchachos, pues querian ser cristianos; hízolo así con sumo regocijo, y habiéndolas repetido y seguídole los demas, signifiqué a mi discípulo que era necesario, ántes de baptizarse, llevar sabidas algunas razones del Credo, que era otra oracion larga y mui esencial para el verdadero conocimiento de Dios N. S. Pues no tenemos que hacer (me dijo el muchacho), por vuestra vida que me enseñeis luego; y aunque le aplacé para la noche, me hizo tantas súplicas y instancius, que le repetí gran parte del Credo, y hasta que supo seis o ocho palabras, no me quiso dejar de la mano, porque era grande el ansia y la cudicia que tenia de ser cristiano, y conocer a Dios y sus misterios. Recojímonos al rancho, despues de haberse puesto el sol, con los demas muchachos huéspedes, y nos dieron de cenar y de beber mui a nuestro gusto; con que se fueron a sus casas los muchachos y quedaron aplazados para el siguiente dia, que habian de volver a ser cristianos. Despues de haber estado los que quedamos, un rato al fuego en buena conversacion y plática, porque las noches necesitaban de algun divertimiento para poderlas llevar, nos recojimos mi compañero y yo a nuestro lecho, adonde, sin dejarme dar fin a mis oraciones acostumbradas, me instó con amorosos afectos a que le volviese a enseñar la oracion del Credo, a cuyas súplicas y ruegos concedí lo que me pedia y estuve grande rato repitiéndole mas de un tercio de la oracion del Credo y explicándosele, que con admiracion me tenia ver su capacidad y entendimiento para comprehender y penetrar los mas altos misterios de nuestra relijion cristiana, en que manifestaba el muchacho mui singular auxilio y gracia de nuestro Dios y Señor; que aunque el natural sea bueno, y se disponga y prepare para la adquisicion de la gracia, no puede por sí solo adquirirla; sobre lo cual hace una cuestion el anjélico doctor Santo Tomas diciendo, que si podrá el hombre por sí mesmo prepararse para la adquisicion de la gracia, fuera del exterior auxilio de gracia; y pone un argumento con las palabras del profeta Zacarias que dicen así: convertíos a mí, dice Dios N. S. por este profeta, como si dijiese: volvéos a mí, que yo me volveré a