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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

vosotros. La prevencion para la gracia no es otra cosa que volverse a Dios. Luego, con la preparacion natural para la gracia, por sí solo puede el hombre adquirirla, sin el auxilio de la gracia; a que responde que no puede, con las palabras de San Juan: ninguno (dice) puede venir a mí, sino es aquel que mi Padre, que me envió, lo traiga o lleve a mí. Si el hombre pudiese prepararse a sí mesmo, no necesitara de ser llevado por otro: luego, no puede prepararse para la gracia sin el auxilio de la gracia; de adonde consta (acaba el doctor anjelico) que el hombre naturalmente no puede prepararse así por sí solo a recibir la luz de la gracia, sino es mediante el auxilio gratuito de Dios, que mueve lo interior del ánimo. Bien manifestaba este chicuelo la luz sobrenatural que le alumbraba, con las demostraciones que hacia de sus afectos y del entrañable amor que tenia a los divinos misterios: entretenidos con este ejercicio buen rato, nos quedamos con la oracion del Credo en los labios, y con los sentidos suspensos hasta el alba.

CAPITULO XXIV.

En que se trata de la suerte que se baptizaron los muchachos, y de como llegó mi amo Maulican a prevenirme para la borrachera que hacian los caciques de la Imperial, a que habia sido convidado para que me l evase a ella, por el deseo que tenian de ver al hijo de Alvaro; y habiendo llegado a tiempo con los compañeros que tuve en su casa muchachos, se baptizaron tambien. Apénas los resplandores y rayos de la luz del dia penetraban los resquicios de la puerta y las ventanas del rancho, cuando mi compañero estaba recitando mucha parte de la oracion del Credo, en que habíamos estado entretenidos mui gran parte de la noche, y juzgándome dormido me despertó con anhelos y ansias grandes de ser baptizado, manifestando con alegres razones el haber amanecido el sol sin los nublados que perturbaban de ordinario sus hermosos rayos. Mirad, capitan (me dijo), que el sol está ya sobre nosotros, y será razon que nos levantemos. Muchas palabras trabamos sobre sus fervorosos deseos, que por no dilatarme en lo que no importa mucho, paso adelante con lo principal de nuestro intento. Salimos afuera y lo primero que hicimos, fué encomendarnos a la cruz que habíamos dejado la tarde ántes mui bien enramada, y cercado a la redonda su distrito; hincámonos de rodillas al pié de ella y rezamos las oraciones que sabia, y despues le repetí todo el Credo, que se alegraba infinito de rezarle. Salió en esta ocasion el cacique con toda la chusma de su casa a bañarse al estero, como lo tenian de costumbre, y nosotros fuimos a hacer lo propio, porque yo ya me iba hallando con los baños de mañana escojidamente. Cuando nos volvimos ácia el rancho, mandó el cacique a sus mujeres que matasen tres gallinas y las aliñasen con lo demas, para que comiésemos temprano. idat apof s Y a este tiempo venian los dos muchachos aplazados la noche ántes