CAPITULO XXXI. En que se ponderan las acciones de algunos de estos bárbaros, y de el natural afecto que muestran al conocimiento de Dios estando en su libre albedrio, y se da fin al discurso. um ranot meint uppgine Im Quién no se maravilla y pone suspension a sus discursos considerando el natural tan dócil de los caciques, en particular hablando de los hombres principales, acompañado con piadoso celo, capacidad y entendimiento para comprender los misterios de nuestra fee católica, y permitir a sus hijos y familias que los aprendan, sin repugnancia alguna; y esto es comun en toda su tierra, adonde mas distantes se hallan de los españoles, como lo verifican los cautivos que entre ellos han asistido algun tiempo, demas de haberlo yo experimentado en todos los distritos que he corrido el tiempo de mi esclavitud. ¿En qué parcialidad no se regocijan con extremo de que a sus familias las enseñen a rezar las oraciones? quién contradice que se bapticen todos los que gusten? a qué cristiano impiden que rece en su rosario y sus devociones? qué contradiccion han hecho a nuestra fee católica jamas? ¿Han martirizado a algunos o alguno en odio de Dios N. S., haciendo que renieguen dél y de su lei santa? no por cierto, ni aun imajinádolo, segun tengo averiguado y experimentado. Paréceme que escucho a alguno o algunos referir las insolencias, las maldades y desafueros que el comun de esta nacion o la plebe, lastimada, ha emprendido y ejecutado en ocasiones, destrozando imájenes, arrasando templos, quitando la vida a sacerdotes y a otros muchos cristianos, que con odio mortal han despedazado crudamente. Está bien que sea así, y me conformo con que han ejecutado todas esas atrocidades y las mas que se pueden decir, pero no podrá probar ninguno que las hayan puesto en ejecucion por odio que tengan a Dios N. S. ni a su fee santa de ninguna manera, porque si fuese con ese intento, hubiera habido muchos mártires en este reino, y como tengo dicho, no se sabe que hasta ahora se conozca alguno; porque los padres de la Compañía que mataron en Ilicura, ya queda atras manifestada la causa y el fundamento que tuvo el cacique Ancanamon para darles la muerte. Con que el martirio que tuvieron aquellos siervos de Dios, seria voluntario y de fuego ardiente del amor divino. Y si cometieron y han cometido tantos y tan repetidos delitos, no fué nacido jamas por tener aborrecimiento a nuestra lei ni por el conocimiento de Dios, que no le conocen ni han conocido, como despues en su lugar se tratará mas latamente de este punto, que es mui esencial para que se desengañen muchos que han pensado, que son herejes estos naturales; y está manifiesto lo contrario con el deseo que muestran, estando en su tierra y en su libre albedrio, de conocer a Dios y ser cristianos, y que sus hijos sean doctrinados y industriados en el conocimiento de nuestra santa fee católica. Y si cuando estan entre nosotros repugnan algunos ser doc-
