Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/219

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
205
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

Acomodamos a los dos viejos Maulican y Llancareu su padre en un rincon desocupado de la casa, para que durmiesen sosegados y quietos, y mis compañeros y yo nos asentamos al fuego un rato, adonde nos hizo dar el cacique de cenar y unos buñuelos bien hechos, con mucha miel de abejas empapados; con que nos fuimos a descansar arrimados a nuestros viejos; y el rancho, como era tan capaz y espacioso, se ocupó con tres o cuatro tamboriles y bailes diferentes, a cuyo son nos quedamos suspensos y dormidos.

CAPITULO III.

En que se trata de como aquella noche vino la moza que me puso su mañagua, con el cacique; de la repugnancia que hice para su comunicacion, las cosas que me dijo el cacique, y el moral que se saca de sus razones. I on oppin Estando ya con mis compañeros entregado al sueño, a la media noche llegó el cacique a recordarme, acompañado de la moza de la mañagua, diciendo que me levantase a bailar con ella, pues habia venido en mi demanda. Asentóse junto a mí la muchachona, haciéndose mas borracha de lo que estaba, pareciéndole que de aquella suerte disimularia su deshonesto descoco. Persuadióme el cacique a que comunicase a la moza y bailase con ella de la mano; repuguélo con algunas instancias, haciéndome mas dormido de lo que estaba. Y aunque quiso hacer la moza otros extremos, en presencia del cacique echándose a mi lado, me levanté luego de la cama como enfadado; y el cacique, que servia de tercero, me dijo, que por qué me excusaba de dar gusto a aquella moza y de bailar con ella, cuando los huincas y españoles antiguos acostumbraban en sus casas bailes y deshonestos festejos, como los que ellos tenian; a que le respondí, que aquellos estaban en su libertad y eran dueños de sus acciones, y que yo me hallaba sujeto y cautivo, con que no hallaba gusto ni placer en cosa, sino era en el temor de Dios, que era el que me habia de conservar en su gracia. Con esto se levantó la moza medio enfadada y se fué al baile, y el cacique me dijo, que me volviese a echar a dormir; que lo hice con mucho gusto por verme libre de tentacion tan grande. Vamos ahora a las razones que me dijo el cacique, de que los españoles pasados tenian bailes deshonestos como ellos en sus casas, convites y banquetes desmedidos, y otras cosas que no especificó; y aunque no me pude persuadir a que fuesen con el extremo que me significaron, despues me informé de algunos españoles antiguos, que confirmaron lo dicho y me certificaron que estaba el vicio y ocio tan apoderado de aquellas ciudades antiguas, que todo su conato y solicitud le ponian en comer y beber, y en banquetearse los unos a los otros mui de ordinario, para con mas desenvoltura y desahogo usar de la deshonestidad por medio de la gula, vicio tan valiente y poderoso, que adonde él asiste con su hartura desmedida, se hallarán los demas vicios acompañados. Y este es el pecado mas insolente, mas atroz y del que mas memoria hace