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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

habian asistido en la borrachera, me conocieron al instante; con que pasó la voz y la palabra de que el hijo de Alvaro habia llegado con su amo a sus puertas; a cuyas razones salió el cacique a recibirnos, que tambien me habia regalado en el convite y aun pedido a mi amo me dejase en su casa, porque el viejo Llancareu su padre tenia amistad y comunicacion antigua con este cacique, que el dia antecedente se habia vuelto a su rancho y habitacion porque el tiempo fué riguroso a los últimos dias y se habian vuelto a sus casas los mas cercanos. Luego que nos conoció el principal anciano, rogó a Maulican y a Llancareu se apeasen un rato, porque su intencion era pasar de largo, por lo cual se estaban reacios a caballo; y aunque lo repugnaron al principio por el respeto que se tienen los caciques unos a otros, y por ser tan principal aquel como lo era, y venerable por sus canas, nos apeamos todos por darle gusto, y entrando a su casa, nos hizo asentar al fuego en unas esteras que tienen al propósito, y al instante nos pusieron delante tres cántaros de chicha, y de los asadores de carne que tenian al fuego, nos fueron repartiendo, habiéndonos traido ántes unos tamales mui bien hechos de maiz y porotos en lugar de pan. Comimos y bebimos mui a gusto, porque el dueño de la casa era mui agradable y jovial, y como era conocido del viejo Llancareu, sobre quien era mas viejo de los dos porfiaron un rato, que hai pocos que no sientan este comun achaque. Salió fuera del rancho en esta ocasion Maulican con alguna necesidad forzosa, y en su seguimiento salí yo a significarle la oposicion grande que hacia a mi espíritu el volver a la frontera, adonde sabia que no podia tener hora segura mi vida: vióme salir en seguimiento de sus pisadas, y me preguntó que si se me ofrecia alguna cosa; con que tuve lugar de decirle lo que deseaba quedarme en aquellos distritos, por los inconvenientes que le constaba tenia en los suyos mi asistencia, y que si tenia gusto de verme libre de trabajos y seguro de sus enemigos, que me hiciese favor de dejarme en casa de aquel cacique, pues nuestra suerte nos habia llevado a su casa, cuando tambien era de los que le habian pedido que me dejase en su compañía; a que me respondió, que allí me quedaria, porque era una persona de mucha estimacion, venerable y de maduro consejo, y que ninguno se atreveria a perderle el respeto. Agradecí mucho a mi amo la promesa, y volvimos a entrarnos adentro a concluir con los cántaros de chicha que nos habian puesto por delante; y estando a los últimos fines y en buena conversacion entretenidos, dijo mi amo al cacique lo que le importaba no volver a su tierra a su español, y que aunque se lo habian pedido muchos y rogado se lo dejase en sus casas, por no tener la satisfaccion que de él tenia, no habia concedido a ninguno lo que tanto le habian pedido: en cuya conformidad os ruego (dijo al buen viejo) que mireis con todo cuidado por este capitan, que le tengo en lugar de hijo y se ha de rescatar este verano, y aunque vengan por él en mi nombre (que pueden usar de esta traza mis enemigos), no lo entregueis de ninguna manera, sino es a mí,