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NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

groso, y de sus claridades no se orijinasen odiosos partos; que segun el sentir de Ciceron, habia de ser mui al contrario entre las personas familiares y ajustadas a la razon, porque una cosa es vivir entre tiranos y otra con amigos: y verdaderamente que nos industrian y enseñan los jentiles con sus consejos y razones, y en sus tratos nos avergüenzan, porque entre los nuestros experimentamos con efecto que el que no solicita y procura mentir y engañar a los compañeros y amigos, no se tiene por discreto ni sabido, con que hai mui pocos o ningunos que profesen decir verdades. Y aunque haya algunos que con buen celo las manifiesten a sus amigos y confidentes, no hai quien las oiga ni admita con amor y mansedumbre, como lo hizo el caudillo de Dios Moises, reprehendido de su suegro, hombre tosco y bárbaro (como lo notó San Chrisóstomo), y Moises erudito y sabio. Y con todo eso permitió de Jethro ser amonestado: accion bien celebrada en estos y aquellos tiempos; y agora en los que gozamos, no hai quien quiera ni aun de los sabios y doctos ser advertido. Porque presume cada uno, puede ser maestro del que mas se adelanta en el injenio. Grande ejemplo nos dejó este gran ministro de Dios, pues no tan solamente admite con buen semblante la reprehension tosca de su suegro, sino es que le solicita honores y conveniencias en su ejército; a quien debíamos imitar con todas veras, y no presumir de nosotros mismos, que no habemos menester consejos y advertencias. Y volviendo a nuestro intento, solo diré que los príncipes superiores ministros del Rei nuestro señor que no atienden al descargo de su real conciencia y a la ejecución de sus reales órdenes, dando el premio dedicado para los que le han servido y trabajado derramando su sangre y gastando sus caudales y floridos años en él, no se pueden tener ni reputar por legales ministros de S. M., quien con cristiano celo y piadoso acuerdo los envía y pone en lugares y oficios preeminentes para que honren y premien a los mas dignos beneméritos, que con personales servicios y contínuos afanes han adquirido estos títulos en reinos tan remotos como Chile. Porque los servicios y méritos que en él se hacen, son mas de estimar y agradecer que los que se adquieren a vista de nuestro gran señor y monarca, que teniéndola presente, o tan próxima que los rayos de su justicia alcancen a esclarecer y alumbrar sus afectuosos deseos, no habrá que maravillar ni tanto que agradecer en que se aventajen y se opongan a cuantos peligros y riesgos de la vida puede ofrecerles el tiempo ni la incostante fortuna. Porque podrémos decir de la presencia de nuestros católicos Reyes (como dioses de la tierra) lo que San Chrisósthomo de la de nuestro Dios y Señor dijo, que teniéndola presente de ordinario, todas las cosas se facilitan, los trabajos se toleran y somos superiores a nuestros enemigos. Envió Débora a Barac contra Sisara, príncipe del ejército Jabino, y para dar a entender de cuanta importancia sea la presencia del superior, le dice Barac: si tú no vienes conmigo y me acompañas, no daré paso adelante; porque la asistencia del que gobierna y rije, los mayores tropiezos los allana, facilita inconvenientes, y el valor y las fuerzas las