Página:Cautiverio feliz, y razón de las guerras dilatadas de Chile.pdf/237

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
223
NUÑEZ DE PINEDA Y BASCUÑAN.

Pedro, apadrinado del viejo), id en buena hora con vuestros compañeros, y quiera Dios que volvais con el despacho que deseamos.

CAPITULO IX.

En que se trata de como salí con mis compañeros los muchachos en demanda de las yerbas que yo no conocia, y que llegando a una loma rasa de adonde se divisaba el rio de la Imperial y su hermoso valle, adonde habia muchos ranchos arrimados a sus orillas, nos bajamos al valle a descansar un rato, y habiéndonos divisado del rancho mas cercano, nos envió a llamar el cacique dueño dél, adonde fuimos; el cual nos detuvo aquella noche y nos hizo gran fiesta, adonde me hice capaz de muchas cosas antiguas que se refieren, y otras cosas. Salimos de la posada los muchachos y yo, y habiendo pasado el estero que nos ceñia la casa, cojimos el camino que se enderezaba al rio de la Imperial; y preguntando a mis camaradas cuánto habria de adonde estábamos a él, respondieron los muchachos: allí tras de aquella loma está no mas, mui cerca es; y el cerca de los indios suele ser de dos leguas poco mas o ménos, si bien en esta ocasion ne fué media legua la que habia; y como la loma estaba poca distancia de nosotros, díjeles: pues lleguemos a divisar el rio de aquel alto. Vamos, capitan, me respondieron, y llegarémos a casa de mi tio, que está a la orilla del rio. Fuimos caminando poco a poco, rezando las oraciones y cantándolas a ratos, hasta que llegamos a la cima del cerro, de adonde descubrimos un hermoso valle que hacia el rio, y enfrente dél, de la otra banda, sobre una loma rasa que señorea a otro valle por aquella parte, se divisaban los paredones antiguos de la ciudad Imperial, que como los mas eran de piedra, estaban todavía mui enteros. Descubrimos tambien por aquellos llanos de tan apacible valle muchos ranchos fundados en sus orillas, con muchas sementeras y árboles frutales; que todo nos provocaba a bajar a verlos y a gozar de la amenidad de aquellos prados; y los muchachos estaban con mas deseos que yo, de llegar al rancho de su tio: con que fué menester mui poco para conformarnos y bajarnos a la falda del cerro, adonde nos asentamos a descansar un rato y a merendar los bollos de maiz que llevábamos. En esto nos divisaron los muchachos que estaban entreteniéndose al juego de las chuecas, que estarian como dos cuadras de nosotros; llegaron a reconocernos, y aunque despues de haber conocido a sus primos, me rogaron que llegásemos al rancho y a donde su padre estaba, me excusé diciendo, que habíamos salido a buscar unas yerbas, y que era forzoso andar por aquellas montañas solicitándolas, y no detenernos. now shoir Estando en esto, llegó un hijo mayor del cacique, de buena traza, con recaudo de su padre, en que rogaba que me llegase a su casa; que por aviso que le dieron, de que estaba allí un huinca, que quiere decir español, colijió no podia ser otro que el que estaba en casa de su hermano. Obedecí al ruego y mandato del cacique y a los agasajos del mensajero. Llegamos al rancho del cacique Neucopillan, primo hermano de Tureopillan, con quien yo asistia, y a quien habia quedado encargado de mi